viernes, 8 de marzo de 2013

Relevancia de la profesión docente en la escuela del nuevo milenio. ¿Recuerdan a maestras o maestros que hayan impactado de manera positiva su vida profesional? ¿Quiénes eran? ¿Cómo los describirían? ¿Qué los identificaba o bien?, ¿qué los caracterizaba? En mis recuerdos más gratos: La Profesora Orilde Imelda Armendáriz en mi 4º. De educación primaria, fue la mejor maestra de toda mi vida escolar (hasta la fecha), quien con su ejemplo práctico de apoyo, amistad, y compañerismo; impartía su clase de manera amena y propiciaba siempre la participación incluyente. Su rostro amable y su manera de reconvenir al grupo, sin gritar, eran impactos positivos para mí. En las actividades de equipo y deporte nos incluía de forma que nadie protestaba, la participación era con agrado y hasta ganamos 1er lugar en volleyball. En ese grado escolar sentí la vocación de ser maestra para ser como ella y transmitir los conocimientos adquiridos a los niños que fueran mis alumnos. Características: Sencilla Sincera Amigable Compartida Instruida Carismática Afable Trabajadora Generosa Respetuosa Franca Gentil Escucha MAESTRA Etcétera. En secundaria recuerdo a mi maestra de inglés por su forma de impartir la materia “sólo se habla inglés en mi clase” motivaba a que conociéramos más enunciados que los vistos en el aula, para poder comunicar nuestras necesidades o vivencias. En prepa el profesor de psicología Leonardo Covarrubias fue excelente en su preparación y dominio de la materia; transmitía con fluidez y respeto sus conocimientos. En Licenciatura l@s profesor@s Esther Soto, Federico Lira y Raymundo Cruz; fueron quienes impactaron mi intelecto y movieron mis saberes con su práctica, materiales, asesorías y orientaciones profesionales. En la maestría: impactan de manera positiva en mi formación las catedráticas Martha Alba y Julia Esther Enríquez, por su escucha permanente y reflexión crítica, que provocan reacciones de trabajo positivo y colaborativo para el aula y la formación profesional personal. • De manera individual, escriban, o dibujen una anécdota, recuerdo o experiencia sobre su formación inicial como maestro. • Describan que los llevó a elegir y ejercer esta profesión, pueden optar por describirse en esa etapa de su vida profesional, ¿quiénes eran, cuáles eran sus intereses o ideales y qué expectativas tenían de esta profesión? Inicié como maestra de escuela particular y recuerdo con jocosidad que la maestra que me recomendó con la directora me dijo que tendría tercer grado (conseguí los libros del grado y los conocí), y al llegar ante la Directora para mi contratación y puesta frente a grupo me dijo: “sus alumnos la esperan, es cuarto grado”. Sentí aprensión, pero confié en mi vocación e inicié, con el apoyo incondicional de la maestra Guadalupe Quintana Moreno del sexto grado. Yo sólo tenía la secundaria como preparación; pero inicié una serie de cursos y estrategias que me llevaran a la culminación de un título profesional en educación. En mi primaria descubrí mi vocación por la enseñanza. Se reforzó al paso de los años y fue hasta el año de 1990 cuando entré al colegio como maestra. Mis ideales eran ser la mejor siempre y que mis alumnos y exalumnos fueran mejores en sus conocimientos, valores y vivencias para formarse una personalidad óptima. Siempre que me los encuentro me saludan con gran cariño y esa recompensa para mí es un tesoro que se incrementa día a día. Mi preparación profesional dio inicio con la práctica y hoy estudio una maestría en pedagogía.  Elabore una semblanza profesional de lo que identifica la profesión docente, escriba qué se ha transformado en su persona a partir de la labor educativa y, por supuesto, considere las relaciones que establecen con sus alumnos y compañeros maestros, la experiencia profesional y los retos que representa ser docente. A la profesión docente la identifica su trato humano con l@s alumn@s, con los padres de familia y con l@s compañeros maestr@s. En etapas anteriores el maestro era punto base de la sociedad, era visto con respeto y dignidad para su persona. Ese ideal me impulsó a ganar el respeto y simpatía de mis niñ@s por medio de una práctica de trato digno y equitativo (sin preferencias personales), en mi personalidad se ha transformado el trato humano para los demás, la cercanía de la infancia me motiva a ser mejor para ell@s, a superarme y a escucharlos y entenderlos. Las relaciones interdocentes me han enseñado a tomar los hábitos buenos que comparten y a ignorar sus malos comportamientos o vocabularios groseros ante adultos. Los retos que hoy tenemos son infinitos, ya que la globalización exige una educación distinta y debemos afrontarla con nuestra mejor disposición, para que nuestros alumnos superen el reto que tienen ante sí

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