ENSEÑANZA Y
APRENDIZAJE DE LA HISTORIA EN LA EDUCACION BASICA
SEP 2011.
La historia en la etapa primaria debe
perseguir la consecución de los siguientes
objetivos didácticos:
• Estructurar en las mentes de los infantes
los conceptos temporales.
• Crear en los niños elementos que los
identifiquen en una comunidad lo más amplia posible.
• Ser un potente recurso para estimular la
imaginación creativa basada en hechos
reales.
• Constituir un importante factor
diferenciador de lo real frente a la ficción.
• Introducir a los niños en el ejercicio de
la empatía.
La historia obliga a los alumnos a:
*ordenar los relatos, a
* identificar a los personajes, a
caricaturizarlos y, sobre todo, a memorizar.
*Sirve, para que conozcan datos, fechas,
lugares y personajes del pasado que cobrarán una significación.
No todo lo que se estudie debe ser
especialmente significativo, ya que el uso de la memoria, como habilidad intelectual
básica, es muy atractivo para ellos y puede ser de gran ayuda en fases posteriores;
por ejemplo, en la secundaria, en la que se estudian fenómenos que requieren el
conocimiento de informaciones sobre personajes, series cronológicas, relatos de
acontecimientos o pequeñas historias de la vida cotidiana de los hombres y
mujeres del pasado.
Es en esta fase posterior cuando muchos de
los aprendizajes tendrán su máxima expresión significativa, ya que
proporcionarán los elementos necesarios para comprender explicaciones
históricas complejas.
Es evidente que todos estos papeles
formativos de la historia podrían ser sustituidos por otras disciplinas. Así ha
de ser, ya que la historia tiene o juega un papel formativo junto con otras
áreas de conocimiento o bien en la formación social.
Es
propio de la historia, una situación que se puede plantear según el análisis de
la realidad próxima o lejana, en el que se producen situaciones que inducen al
estudio de los comportamientos o de sus consecuencias de forma similar
El papel lúdico de la historia en la educación primaria
La
historia puede cumplir un papel lúdico en el sentido más agradable y, a la vez,
más educativo posible.
No
es aceptable que una materia que despierta tanta curiosidad e interés si el
maestro utiliza una metodología didáctica adecuada se construya necesariamente
sobre el aburrimiento en la clase o en el estudio.
La historia, por su naturaleza, narra la vida
de las personas en sociedad y esta temática no tiene por qué ser cansada y monótona.
En la medida que la historia asume relatos apasionados y apasionantes de la
aventura humana, tiene un componente fascinante y lúdico. Si la historia pierde
este componente, es incompleta. La enseñanza de la historia en esta etapa ha de
contribuir al ocio inteligente, es decir, la práctica del ocio o tiempo libre
que implica incremento en la preparación cultural erudita y, en el mejor de los
casos, potenciación del conocimiento por parte de nuestros escolares; en todo
caso, ningún docente tiene derecho a transformar la historia, que es la vida,
en un relato muerto y tedioso, sin
aplicación en el presente ni interés por el pasado.
Prueba de lo que decimos es la inmensa
cantidad de juegos en formato multimedia que utilizan la temática histórica
como uno de sus mayores atractivos.
La clase de historia para los niños debe
aspirar a ser un lugar lleno de interés, donde se resuelvan enigmas y donde se
satisfaga la curiosidad natural de todo ser humano por lo pasado y sus formas
de vida.
La historia es una disciplina que sin
análisis crítico no existiría.
Enseñar y aprender historia es
estimular el pensamiento; cuando los docentes renuncian a enseñar el análisis
crítico de las fuentes, en realidad no enseñan historia sino una narración
mítica y frecuentemente adulterada del pasado.
El desarrollo del pensamiento crítico
en Historia puede y debe hacerse a partir de técnicas elementales de crítica de
textos; en estos casos los análisis consisten en plantear cuestiones tales
como:
¿Quién lo escribió? ¿Para qué y para
quiénes lo escribió? ¿Cuándo y dónde se escribió? ¿En qué bando, facción o
ideología se hallaban el autor o autores del texto?
Todos estos interrogantes, que
constituyen la base del análisis crítico de textos, deberían necesariamente
formar parte del método que la escuela enseñe.
La enseñanza de la historia puede
contar con diversas vertientes; por una parte hay que enseñar aquello que ocurrió,
analizando o descubriendo sus causas, así como el complejo entramado de
consecuencias.
Este tipo de conceptos suele contribuir al
desarrollo del pensamiento analítico e hipotético deductivo.
Contribución de
la historia al perfil de egreso de la educación básica
Esta disciplina suele ocupar un
espacio central en una formación de calidad, que dé madurez a los alumnos y los
haga conscientes de sus derechos y deberes. De todas las disciplinas académicas,
quizás sea la historia la que más pueda aportar a este ideal común.
La historia mítica suele emplearse
para manipular el pensamiento colectivo, generar identidades xenófobas,
desarrollar nacionalismos agresivos y violentos, justificar matanzas y guerras,
y generar unos valores colectivos chauvinistas y excluyentes. Sin embargo, para
poder utilizarla como un arma perversa al servicio de intereses espurios es
necesario antes desposeerla de todo aparato crítico, amputarle partes
esenciales, mitificar personajes que en vida fueron sádicos, asesinos o seres
faltos de toda humanidad.
La historia
contribuye a la formación de una ciudadanía de calidad:
1. facilita a los ciudadanos el
acceso a la información y al conocimiento
2. estimula la participación política
desde el conocimiento de la misma.
3. Al mostrar que, en repetidas
ocasiones, los humanos hemos sido capaces de destruirnos
a nosotros mismos y de destruir
también nuestro entorno.
4. Al demostrar que en la
construcción del conocimiento humano todos los pueblos han aportado su
sabiduría y su esfuerzo. La cultura humana no es la obra exclusiva de un único
grupo de personas.
5. enseñar que cuando el poder no
respeta los derechos del ciudadano deviene ilegítimo y, por lo tanto, la lucha
para derribarlo se convierte en legítima.
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