miércoles, 24 de julio de 2013

ENSEÑANZA Y APRENDIZAJE DE LA HISTORIA EN LA EDUCACION BASICA


ENSEÑANZA Y APRENDIZAJE DE LA HISTORIA EN LA EDUCACION BASICA
SEP 2011.

La historia en la etapa primaria debe perseguir la consecución de los siguientes
objetivos didácticos:
• Estructurar en las mentes de los infantes los conceptos temporales.
• Crear en los niños elementos que los identifiquen en una comunidad lo más amplia posible.
• Ser un potente recurso para estimular la imaginación creativa basada en hechos
reales.
• Constituir un importante factor diferenciador de lo real frente a la ficción.
• Introducir a los niños en el ejercicio de la empatía.

La historia obliga a los alumnos a:
*ordenar los relatos, a
* identificar a los personajes, a caricaturizarlos y, sobre todo, a memorizar.
*Sirve, para que conozcan datos, fechas, lugares y personajes del pasado que cobrarán una significación.

No todo lo que se estudie debe ser especialmente significativo, ya que el uso de la memoria, como habilidad intelectual básica, es muy atractivo para ellos y puede ser de gran ayuda en fases posteriores; por ejemplo, en la secundaria, en la que se estudian fenómenos que requieren el conocimiento de informaciones sobre personajes, series cronológicas, relatos de acontecimientos o pequeñas historias de la vida cotidiana de los hombres y mujeres del pasado.

Es en esta fase posterior cuando muchos de los aprendizajes tendrán su máxima expresión significativa, ya que proporcionarán los elementos necesarios para comprender explicaciones históricas complejas.

Es evidente que todos estos papeles formativos de la historia podrían ser sustituidos por otras disciplinas. Así ha de ser, ya que la historia tiene o juega un papel formativo junto con otras áreas de conocimiento o bien en la formación social.







Es propio de la historia, una situación que se puede plantear según el análisis de la realidad próxima o lejana, en el que se producen situaciones que inducen al estudio de los comportamientos o de sus consecuencias de forma similar

El papel lúdico de la historia en la educación primaria
La historia puede cumplir un papel lúdico en el sentido más agradable y, a la vez, más educativo posible.

No es aceptable que una materia que despierta tanta curiosidad e interés si el maestro utiliza una metodología didáctica adecuada se construya necesariamente sobre el aburrimiento en la clase o en el estudio.

 La historia, por su naturaleza, narra la vida de las personas en sociedad y esta temática no tiene por qué ser cansada y monótona. En la medida que la historia asume relatos apasionados y apasionantes de la aventura humana, tiene un componente fascinante y lúdico. Si la historia pierde este componente, es incompleta. La enseñanza de la historia en esta etapa ha de contribuir al ocio inteligente, es decir, la práctica del ocio o tiempo libre que implica incremento en la preparación cultural erudita y, en el mejor de los casos, potenciación del conocimiento por parte de nuestros escolares; en todo caso, ningún docente tiene derecho a transformar la historia, que es la vida, en un relato  muerto y tedioso, sin aplicación en el presente ni interés por el pasado.

 Prueba de lo que decimos es la inmensa cantidad de juegos en formato multimedia que utilizan la temática histórica como uno de sus mayores atractivos.

 La clase de historia para los niños debe aspirar a ser un lugar lleno de interés, donde se resuelvan enigmas y donde se satisfaga la curiosidad natural de todo ser humano por lo pasado y sus formas de vida.

La historia es una disciplina que sin análisis crítico no existiría.
Enseñar y aprender historia es estimular el pensamiento; cuando los docentes renuncian a enseñar el análisis crítico de las fuentes, en realidad no enseñan historia sino una narración mítica y frecuentemente adulterada del pasado.
El desarrollo del pensamiento crítico en Historia puede y debe hacerse a partir de técnicas elementales de crítica de textos; en estos casos los análisis consisten en plantear cuestiones tales como:
¿Quién lo escribió? ¿Para qué y para quiénes lo escribió? ¿Cuándo y dónde se escribió? ¿En qué bando, facción o ideología se hallaban el autor o autores del texto?
Todos estos interrogantes, que constituyen la base del análisis crítico de textos, deberían necesariamente formar parte del método que la escuela enseñe.

La enseñanza de la historia puede contar con diversas vertientes; por una parte hay que enseñar aquello que ocurrió, analizando o descubriendo sus causas, así como el complejo entramado de consecuencias.

 Este tipo de conceptos suele contribuir al desarrollo del pensamiento analítico e hipotético deductivo.


Contribución de la historia al perfil de egreso de la educación básica

Esta disciplina suele ocupar un espacio central en una formación de calidad, que dé madurez a los alumnos y los haga conscientes de sus derechos y deberes. De todas las disciplinas académicas, quizás sea la historia la que más pueda aportar a este ideal común.
La historia mítica suele emplearse para manipular el pensamiento colectivo, generar identidades xenófobas, desarrollar nacionalismos agresivos y violentos, justificar matanzas y guerras, y generar unos valores colectivos chauvinistas y excluyentes. Sin embargo, para poder utilizarla como un arma perversa al servicio de intereses espurios es necesario antes desposeerla de todo aparato crítico, amputarle partes esenciales, mitificar personajes que en vida fueron sádicos, asesinos o seres faltos de toda humanidad.

La historia contribuye a la formación de una ciudadanía de calidad:

1. facilita a los ciudadanos el acceso a la información y al conocimiento
2. estimula la participación política desde el conocimiento de la misma.
3. Al mostrar que, en repetidas ocasiones, los humanos hemos sido capaces de destruirnos
a nosotros mismos y de destruir también nuestro entorno.
4. Al demostrar que en la construcción del conocimiento humano todos los pueblos han aportado su sabiduría y su esfuerzo. La cultura humana no es la obra exclusiva de un único grupo de personas.

5. enseñar que cuando el poder no respeta los derechos del ciudadano deviene ilegítimo y, por lo tanto, la lucha para derribarlo se convierte en legítima.

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