martes, 30 de julio de 2013

MECANISMOS IDEOLÓGICOS Y REPRESIVOS DEL ESTADO

Que para desarrollar esta teoría descriptiva como teoría sin más, es decir, para comprender con mayor profundidad los mecanismos del Estado y su funcionamiento, se hace indispensable añadir algo a la definición clásica del Estado como aparato de Estado.


Lo esencial de la teoría marxista del Estado

Comencemos por precisar un punto importante: el Estado (y su existencia dentro de su propio aparato) sólo tiene sentido en función del poder de Estado. Toda la lucha de clases política gira en torno al Estado. Entendámonos, en torno a la detentación, es decir a la toma y conservación, del poder de Estado por una determinada clase o por una alianza de clases o de fracciones de clases. Por consiguiente, esta primera precisión nos obliga a distinguir entre, de una parte, el poder de Estado (su conservación o toma), objetivo de la lucha de clases, y de otra, el aparato de Estado.

Sabemos muy bien que el aparato de Estado puede permanecer inmutable ante eventos políticos que afectan a la detentación del poder de Estado, como lo prueban las "revoluciones" burguesas del siglo XIX en Francia (1830, 1848), o los golpes de Estado (el 2 de diciembre, mayo 1958), o los hundimientos del Estado (caída del Imperio en 1870, caída de la III República en 1940), o la ascensión política de la pequeña burguesía (1890-95, en el caso de Francia), etc.

Incluso después de una revolución social como la que se dio en Rusia en 1917, buena parte del aparato de Estado permaneció inmodificado y en su lugar a pesar de que el poder del Estado pasara a manos de la alianza constituida por el proletariado y los campesinos pobres. El propio Lenin lo recalcó una y otra vez.

Puede decirse que esta distinción entre poder de Estado y aparato de Estado forma parte de la "teoría marxista" del Estado de un modo explícito desde El 18 Brumario y La lucha de clases en Francia, de Marx.

A fin de resumir la "teoría marxista del Estado" sobre este punto, podemos decir que los clásicos del marxismo han afirmado en todo momento que: 1) el Estado es el aparato represivo de Estado; 2) hay que distinguir entre el poder de Estado y el aparato de Estado; 3) el objetivo de la lucha de clases es el poder de Estado, y como consecuencia, la utilización que hacen del aparato de Estado, en función de sus objetivos de clase, las clases (o alianza de clases, o de fracciones de clases) que determinan dicho poder; y 4) el proletario debe hacer suyo el poder de Estado para destruir el aparato de Estado burgués existente y, en una primera fase, reemplazarlo por otro totalmente distinto, proletario, para después, en fases ulteriores, llevar a término un proceso radical, el de la destrucción del Estado (fin del poder de Estado y de todo aparato de Estado).

Por consiguiente, desde este punto de vista lo   que nosotros quisiéramos añadir a la "teoría marxista" del Estado ya figura explícitamente en ella con todas sus letras. Sin embargo, creemos que esta teoría, aun completada de tal guisa, sigue siendo parcialmente descriptiva, aunque ahora ya incorpora elementos complejos y diferenciadores cuyo funcionamiento y papel específicos no pueden comprenderse sin recurrir a una profundización teórica suplementaria.
Los aparatos ideológicos de Estado

Por tanto, lo que debe añadirse a la "teoría marxista" del Estado es otra cosa. Llegados a este punto debemos adentrarnos con prudencia en un terreno que, si bien los clásicos marxistas lo han pisado tiempo ha, lo han hecho sin sistematizar teóricamente los progresos conseguidos con su trabajo y experiencia. De hecho, sus experiencias y gestiones han quedado circunscritas, por encima de todo al terreno de la práctica política.

Los clásicos del marxismo han tratado factualmente, es decir, en su práctica política, al Estado como una realidad más compleja que la que nos delimita la definición que de él se da en la "teoría marxista del Estado", incluso completada del modo en que acabamos de hacerlo. Han reconocido dicha complejidad en su práctica, pero no la han expuesto mediante una teoría correspondiente.

Quisiéramos intentar esbozar de forma muy esquemática esta teoría. Para ello, proponemos la siguiente tesis:

Para hacer progresar la teoría del Estado es indispensable tomar en cuenta, no sólo la distinción entre poder de Estado y aparato de Estado, sino también otra realidad, que se halla de forma manifiesta al lado del aparato (represivo) de Estado pero que no se confunde con él. Designaremos esta realidad por su concepto: los aparatos ideológicos de Estado.

¿Qué son los aparatos ideológicos de Estado (AIE)?

En modo alguno cabe confundirlos con el aparato (represivo) de Estado. Recordemos que en la teoría marxista el Aparato de Estado (AE) comprende el gobierno, la administración, el ejército, la policía, los tribunales, las prisiones, etc., cuyo conjunto constituye lo que de ahora en adelante denominaremos Aparato Represivo de Estado. Con el adjetivo represivo se pretende indicar que el aparato de Estado en cuestión "funciona mediante la violencia", al menos en última instancia, puesto que, por ejemplo, la represión administrativa puede revestir formas de coacción no físicas.

Designamos por aparatos ideológicos de Estado un cierto número de realidades que se le ofrecen al observador inmediato bajo la forma de instituciones diferenciadas y especializadas. Proponemos una lista empírica de tales aparatos que, naturalmente, deberá examinarse en detalle, someterse a prueba, rectificarse y recomponerse. Así pues, con todas las reservas expuestas, podemos por el momento considerar como Aparatos Ideológicos de Estado las siguientes instituciones (el orden en que las enumeramos no tiene significación particular alguna):

el AIE religioso (el sistema de las diferentes iglesias);
el AIE escolar (el sistema de las diferentes "escuelas”, públicas y privadas);
el AIE familiar;
el AIE jurídico;
el AIE político (el sistema político, con los diferentes partidos);
el AIE sindical;
el AIE de la información (prensa, radio, televisión, etc.);
el AIE cultural (letras, bellas artes, deportes, etc.).

Hemos señalado que Ios AIE no se confunden con el aparato (represivo) de Estado. ¿Dónde reside su diferencia?

En primer lugar, es inmediato observar que si bien existe un aparato (represivo) de Estado hay, en cambio, una pluralidad de aparatos ideológicos de Estado. Suponiendo que exista, la unidad que conforma toda esta pluralidad de AlE, en un sólo cuerpo no es en modo alguno inmediatamente visible.

En segundo lugar, podemos constatar que mientras el aparato (represivo) de Estado, unificado, pertenece por entero al dominio público, la mayor parte de los aparatos ideológicos de Estado quo acabamos de citar (aun teniendo en cuenta su aparente dispersión) se mueven por el contrario dentro del dominio privado. Privadas son las iglesias, los partidos, los sindicatos, las familias, algunas escuelas, la mayor parte de los periódicos, de los centros culturales, etc.

Por el momento, dejemos a un lado nuestra primera observación. Con todo, es inmediato preguntarnos ante la segunda, con qué derecho podemos considerar como aparatos ideológicos de Estado instituciones que, en su mayoría, no poseen ningún carácter público, sino que sencillamente son instituciones privadas. Gramsci, como, consciente marxista que era, dio respuesta a esta hipotética objeción en pocas palabras. La distinción entre público y privado es inherente al derecho burgués, válida por tanto en aquellos dominios (subordinados) en los que ejercen sus "poderes". El dominio del Estado se le escapa, pues el Estado está "más allá del Derecho". El Estado, que es el Estado de la clase dominante, no es ni público ni privado; por el contrario, es la condición de toda distinción entre público y privado. Lo mismo podemos afirmar partiendo ahora de nuestros aparatos ideológicos de Estado. Poco importa si las instituciones que les dan vida son "públicas" o "privadas"; lo que importa es su funcionamiento. Las instituciones privadas pueden perfectamente "funcionar" como aparatos ideológicos de Estado, y para demostrarlo bastaría con analizar un poco a fondo cualquiera de los AIE.

Pero vayamos a lo esencial. Lo que distingue los AlE del aparato (represivo) de Estado es la siguiente diferencia fundamental: el aparato represivo de Estado "funciona mediante la violencia", mientras que los aparatos ideológicos de Estado funcionan mediante la ideología.

Todavía podemos precisar más corrigiendo esta distinción. En efecto, diremos que todo aparato de Estado, sea represivo o ideológico, "funciona" a la vez mediante la violencia y la ideología, pero con

una diferencia fundamental que impide confundir los aparatos ideológicos del Estado con el aparato (represivo) de Estado. Tal diferencia reside en que el aparato (represivo) de Estado funciona masiva y predominantemente mediante la represión (incluida la represión física), aunque secundariamente también funcione a través de la ideología. (No existe ningún aparato puramente represivo). Ejemplos: el ejército y la policía funcionan también mediante la ideología, tanto para asegurar su propia cohesión y reproducción como por los "valores" que proponen al mundo circundante.

Similarmente, pero a la inversa, puede decirse que los aparatos ideológicos de Estado funcionan masiva y predominantemente mediante la ideología, pero secundariamente también lo hacen mediante la represión, aunque ésta sólo aparezca en última instancia, muy en última instancia, y de forma atenuada, disimulada, casi simbólica. (No existe ningún aparato puramente ideológico). Así, las escuelas y las iglesias "adiestran" mediante métodos apropiados (sanciones, exclusiones, selección, etc.) no sólo a sus oficiantes, sino también a sus feligreses. Así, la familia... Así, el AIE cultural (la censura, por citar un caso palmario), etc.

¿Es preciso insistir en que esta determinación del doble "funcionamiento" (de forma predominante, de forma secundaria) mediante la represión y la ideología, según se trate del aparato (represivo) de Estado o de los aparatos ideológicos de Estado, permite comprender que constantemente se estén tejiendo las más sutiles combinaciones, explícitas o tácitas, entre los respectivos papeles del aparato (represivo) de Estado y los aparatos ideológicos de Estado? La vida cotidiana nos ofrece innumerables ejemplos, que deberán ser estudiados en detalle para ir más allá de esta simple observación.

Sin embargo, esta última indicación nos pone sobre la pista para comprender qué es lo que constituye la unidad del conjunto aparentemente incoherente de los AIE. Si los AIE "funcionan" masiva y predominantemente a través de la ideología, lo que unifica su diversidad es precisamente tal funcionamiento, en la medida en que la ideología mediante la cual funcionan siempre está unificada de hecho, a pesar de su diversidad y de sus contradicciones, en la ideología dominante, que es la de "la clase dominante". Si convenimos en considerar que, en principio, la “clase dominante" detenta el poder de Estado (de forma abierta o, con frecuencia, por medio de alianzas entre clases o fracciones de las mismas), y dispone por tanto del aparato (represivo) de Estado, podremos admitir que esta misma clase dominante actúe de forma. directa sobre los aparatos ideológicos de Estado, y ello en la medida en que, en definitiva, es en ellos donde toma cuerpo la ideología dominante a través de sus propias contradicciones. Por supuesto, es muy distinto hacerlo así que actuar mediante leyes y decretos en el aparato (represivo) de Estado o que "actuar” por intermedio de la ideología dominante en los aparatos ideológicos de Estado. Esta diferencia deberá examinarse de forma más detallada, aunque nunca pueda llegar a enmascarar la realidad de una profunda identidad. Que sepamos, ninguna clase puede detentar de forma duradera el poder de Estado sin ejercer al mismo tiempo su hegemonía sobre y en los aparatos ideológicos de Estado. Me bastará con un solo ejemplo para probarlo: la intensa preocupación de Lenin por revolucionar el AIE escolar (ente otros) a fin de permitir que el proletariado soviético, que se había hecho con el poder de Estado, se asegurara, ni más ni menos, el porvenir de su dictadura y el paso al socialismo.

Esta última observación nos pone en condiciones de comprender que los aparatos ideológicos de Estado pueden ser no sólo lo que está en juego, sino también el escenario de la lucha de clases, y a menudo bajo formas encarnizadas. La clase (o alianza de clases) en el poder no impone tan fácilmente su voluntad en los AIE como en el aparato (represivo) de Estado, no sólo porque las antiguas clases dominantes pueden conservar en ellos poderosos reductos durante mucho tiempo, sino también porque la resistencia de las clases explotadas puede encontrar en su seno los medios y ocasiones para hacer oír su voz, sea utilizando sus contradicciones o conquistando por la fuerza posiciones de combate en ellos.[1]

Resumamos lo expuesto hasta aquí.

Si la tesis propuesta no carece de fundamento, estamos obligados a resumir, aunque precisándola en uno de sus puntos, la teoría marxista clásica del Estado. Diremos que hay que distinguir entre el poder de Estado (y su detentación por ...) y el aparato de Estado. Y añadiremos que el aparato de Estado comprende dos cuerpos, el de las instituciones que prefiguran el aparato represivo de Estado y el de aquellas que representan el conjunto de los aparatos ideológicos de Estado.

Pero dando por válido este análisis, no podemos por menos que plantearnos la siguiente pregunta, incluso en el estado actual, muy precario, de nuestras investigaciones: ¿cuál es exactamente el alcance de la función desempeñada por los aparatos ideológicos de Estado? ¿Cuál puede ser, en realidad, el fundamento de su importancia? En otros términos, ¿cuál es la “función” de estos aparatos ideológicos de Estado, que no funcionan a través de la represión sino mediante la ideología?

BIBLIOGRAFÍA

CID...ANTOLOGÍA 2o. (2012)


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