FORMACIÓN CÍVICA Y ÉTICA
PROPÓSITOS:
Propósitos del estudio de Formación Cívica y Ética
para la Educación Básica:
• Se asuman
como sujetos dignos, capaces de desarrollarse plenamente mediante el disfrute y
cuidado de su persona, de tomar decisiones responsables y autónomas para
orientar la realización de su proyecto de vida y su actuación como sujetos de
derechos y deberes que participan en el mejoramiento de la sociedad.
• Reconozcan la
importancia de ejercer su libertad al tomar decisiones con responsabilidad y
regular su conducta de manera autónoma para favorecer su actuación apegada a
principios éticos, el respeto a los derechos humanos y a los valores
democráticos.
• Comprendan
que los diferentes grupos a los que pertenecen son iguales en dignidad, aunque
diferentes en su forma de ser, actuar, pensar, sentir, creer, vivir, convivir; como
personas tienen los mismos derechos que les permiten participar de manera
conjunta en el diseño de formas de vida incluyentes, equitativas y solidarias
para asumir compromisos de proyectos comunes que mejoren el entorno natural y
social.
• Comprendan y
aprecien la democracia como forma de vida y de gobierno, por medio del análisis
y la práctica de valores y actitudes que se manifiestan en la convivencia
próxima y mediante la comprensión de la estructura y funcionamiento del Estado
mexicano para aplicar los mecanismos que regulan la participación democrática,
con apego a las leyes e instituciones, en un marco de respeto y ejercicio de
los derechos humanos, con un profundo sentido de justicia.
Propósitos del estudio de Formación Cívica y Ética
para la educación primaria:
Con el estudio
de la asignatura de Formación Cívica y Ética en la educación primaria se
pretende que los alumnos:
• Desarrollen
su potencial personal de manera sana, placentera, afectiva, responsable, libre
de violencia y adicciones, para la construcción de un proyecto de vida viable
que contemple el mejoramiento personal y social, el respeto a la diversidad y
el desarrollo de entornos saludables.
• Conozcan los
principios fundamentales de los derechos humanos, los valores para la democracia
y el respeto a las leyes para favorecer su capacidad de formular juicios
éticos, así como la toma de decisiones y participación responsable a partir de
la reflexión y el análisis crítico de su persona y del mundo en que viven.
• Adquieran
elementos de una cultura política democrática, por medio de la participación
activa en asuntos de interés colectivo, para la construcción de formas de vida
incluyentes, equitativas, interculturales y solidarias que enriquezcan su
sentido de pertenencia a su comunidad, a su país y a la humanidad.
ENFOQUE DIDÁCTICO:
A continuación se mencionan
los principios que orientan la Formación Cívica y Ética en la Educación Básica.
El trabajo en torno a valores inscritos en el marco constitucional. La orientación ética del programa tiene como
referencia los principios del artículo tercero constitucional. La laicidad,
como escenario donde tiene lugar el ejercicio efectivo de los derechos y
libertades fundamentales
El carácter nacional:
• Plantea el reconocimiento
de lazos que nos identifican como integrantes de un país diverso por medio de
los cuales se comparten retos y compromisos para contribuir a su mejoramiento,
y donde se asume el respeto a las diferencias como fundamento de la
convivencia.
• Favorece el
reconocimiento de los rasgos que se comparten con personas y grupos de otras
partes del mundo, con independencia de su lengua, cultura, género, religión,
condición de salud o socioeconómica.
• Plantea el respeto, la
promoción y la defensa de los derechos humanos como condición básica para el
desarrollo de la humanidad.
La formación de la personalidad moral como un proceso dinámico de
interrelación entre el individuo y la sociedad. Desde la Educación Básica
se pretende contribuir al proceso de desarrollo moral de los alumnos estimulando
el examen crítico de los principios
y valores en la organización social y la manera en que se asumen en la
actuación cotidiana. El desarrollo de la
personalidad moral puede favorecerse con las experiencias escolares y mediante la reflexión sobre asuntos de la vida
cotidiana como los que se incluyen
en los contenidos de la asignatura.
La construcción de valores dentro de un ambiente de aprendizaje basado
en la comunicación y el diálogo. Se asume que el papel de
la escuela es impulsar en los alumnos
su desarrollo como personas, por medio de la reflexión de las circunstancias que se les presentan día a día
y les plantean conflictos de valores.
El
marco ético, inspirado en los derechos humanos y la democracia, constituye una
referencia importante en la conformación de una perspectiva propia en la que se
ponderen valores culturales, propios del contexto en que se desenvuelven los
alumnos.
El fortalecimiento de una cultura de la prevención. Se proponen recursos para
el manejo de situaciones en que pueden estar en riesgo los alumnos que demandan
anticipar consecuencias para su vida personal y social.
El aula y la escuela como espacios de aprendizaje de la democracia. Son espacios donde se pretende que los
alumnos vivan y practiquen los valores inspirados en los derechos humanos y en
la democracia;
Estos principios
constituyen el fundamento de las acciones vinculadas con la formación ética y
ciudadana que debe favorecerse en los alumnos de la Educación Básica.
LA ASIGNATURA:
La asignatura de Formación
Cívica y Ética se concibe como un conjunto de experiencias organizadas y
sistemáticas que contribuyen a formar criterios y a asumir posturas y
compromisos relacionados con el desarrollo personal y social de los alumnos,
teniendo como base los derechos humanos y los principios democráticos. La
asignatura conforma su enfoque con saberes, fundamentos y métodos provenientes
de varias disciplinas: la filosofía –particularmente la ética–, el derecho, la
antropología, la ciencia política, la sociología, la psicología, la demografía
y la pedagogía, entre otras. En este sentido se hace una selección y un
ordenamiento de contenidos que dan origen a tres ejes formativos: Formación de
la persona, Formación ética y Formación ciudadana.
EJES FORMATIVOS:
Formación
de la persona
Este eje se
refiere al proceso de desarrollo y expansión de las capacidades de la persona
para enfrentar los retos de la vida cotidiana, formular proyectos de vida que
satisfagan sus intereses, necesidades y aspiraciones que promueven su desarrollo
integral, así como para asumir compromisos con las acciones que contribuyen al
mejoramiento del bienestar social, cultural, económico y político de la
comunidad, del país y del mundo. En este eje se distinguen dos dimensiones: la
personal y la social.
La dimensión
personal pone en el centro del proceso educativo al niño y al adolescente con la
finalidad de facilitar el desarrollo, la formación de todas las potencialidades
que contribuyen al conocimiento y la valoración de sí mismo
La dimensión
social atiende un conjunto de necesidades colectivas básicas para el desarrollo
de facultades de los individuos que les permite enfrentar los retos que
plantean sociedades complejas, heterogéneas y desiguales como la nuestra.
Formación
ética
La intención de este eje es
contribuir a que los alumnos aprecien y asuman un conjunto de valores y normas
que conforman un orden social incluyente. Se orienta al desarrollo de la
autonomía ética, entendida como la capacidad de las personas para elegir
libremente entre diversas opciones de valor, considerando como referencia
central los derechos humanos y los valores que permitan el respeto irrestricto
de la dignidad humana, la preservación del ambiente y el enriquecimiento de las
formas de convivencia.
Formación
ciudadana
Este eje se refiere a la
promoción de una cultura política democrática que busca el desarrollo de
sujetos críticos, deliberativos, emprendedores, comprometidos, responsables,
solidarios, dispuestos a participar activamente y contribuir al fortalecimiento
de las instituciones y organizaciones gubernamentales y de la sociedad civil en
un Estado de derecho, social y democrático. Los componentes esenciales de la
formación ciudadana son la participación social, la formación de sujetos de
derecho y la formación de sujetos políticos.
Los tres ejes formativos
contribuyen a que la formación cívica y ética favorezca que los alumnos
reflexionen, analicen y acepten los retos y oportunidades que la sociedad
mexicana y el mundo les presentan, para asumir compromisos al participar en
acciones que les permitan convivir y actuar de manera comprometida con el
mejoramiento de la vida social.
Desde esta perspectiva,
para la formación cívica y ética, se requiere contar con programas que
establezcan una estrategia integral
en dos sentidos:
1. Actuar y responder a
situaciones de la vida personal y social en las que requieren tomar decisiones
que involucran un posicionamiento ético o la formulación de juicios de valor.
En este sentido favorecen el desarrollo de competencias cívicas y éticas, las
cuales se movilizan en función de los retos que los alumnos deben resolver como
parte de su aprendizaje y que repercuten en el desarrollo de su perspectiva y
conocimiento del mundo.
2. Demandar de la comunidad
escolar el desarrollo de una experiencia de aprendizaje que involucre la
intervención de cuatro ámbitos de formación: el aula, el trabajo transversal,
el ambiente escolar y la vida cotidiana del alumnado.
COMPETENCIAS:
El desarrollo de las
competencias cívicas y éticas es progresivo, por lo que se describen en una
secuencia gradual que orienta los alcances posibles en los programas de la
asignatura de cada grado y nivel. A continuación se mencionan los supuestos
básicos para la gradación, complejidad y distribución de las competencias.
Gradación
• Se determina un
desarrollo progresivo y gradual de las competencias.
• Se establece una
gradación que se vincula con el desarrollo cognitivo y moral que se favorece en
preescolar y que mantiene continuidad en primaria y secundaria.
Complejidad
• Se organizan las
competencias de lo concreto a lo abstracto y de lo particular a lo general.
• Se aumenta la complejidad
de las competencias conforme avanzan en los grados que constituyen la Educación
Básica; de 1º a 6º grados de primaria y en 2º y 3º de secundaria.
Distribución
• Las competencias se
desarrollan todo el tiempo.
• Para efectos didácticos,
de acuerdo con el grado y nivel educativo, en cada bloque se destaca el
desarrollo de dos o tres competencias cívicas y éticas.
A
continuación se describen las ocho competencias cívicas y éticas.
Conocimiento y cuidado de
sí mismo. Esta competencia es un punto de referencia para todas las demás;
consiste en la identificación de características físicas, emocionales y
cognitivas que hacen a cada persona singular e irrepetible, reconociéndose con
dignidad y valor, aptitudes y potencialidades para establecer relaciones
afectivas para cuidar su salud, su integridad personal y el medio natural, así
como para trazarse un proyecto de vida orientado hacia su realización personal.
Se desarrolla a la par que el reconocimiento y la valoración de los otros,
implicando el ejercicio de un pensamiento crítico y autónomo sobre su persona,
puesto que un sujeto que reconoce los valores, la dignidad y los derechos
propios puede asumir compromisos con los demás.
Autorregulación y ejercicio
responsable de la libertad. En el ejercicio de la libertad se expresa la
capacidad de las personas para discernir los intereses y motivaciones
personales respecto de los demás, así como el análisis de conflictos entre
valores; consiste en la facultad de los sujetos de ejercer su libertad al tomar
decisiones y regular su comportamiento de manera responsable y autónoma con
base en el conocimiento de sí mismos, trazándose metas y esforzándose por
alcanzarlas.
Aprender a autorregularse
implica reconocer que todas las personas pueden responder ante situaciones que
despiertan sentimientos y emociones, pero también que poseen la facultad de
regular su manifestación para no dañar la propia dignidad o la de otras
personas.
Respeto y valoración de la
diversidad. Se refiere a las facultades para reconocer la igualdad de las personas
en dignidad y derechos, así como a respetar y valorar sus diferencias en su
forma de ser, actuar, pensar, sentir, creer, vivir y convivir. La diversidad es
una condición inherente a cualquier forma de vida y se expresa en aspectos como
edad, sexo, religión, fisonomía, costumbres, tradiciones, formas de pensar,
gustos, lengua y valores personales y culturales. También implica tener la
posibilidad de colocarse en el lugar de los demás, de poner en segundo plano
los intereses propios frente a los de personas en desventaja o de aplazarlos
para el beneficio colectivo. Abarca la habilidad para dialogar con la
disposición de trascender el propio punto de vista para conocer y valorar los
de otras personas y culturas. A su vez implica equidad, lo cual demanda el
desarrollo de la capacidad de empatía y solidaridad para comprender las
circunstancias de otros, así como poder cuestionar y rechazar cualquier forma
de discriminación, valorar y asumir comportamientos de respeto a la naturaleza
y sus recursos.
Sentido de pertenencia a la
comunidad, la nación y la humanidad. Esta competencia consiste
en la posibilidad de que los alumnos se identifiquen y enorgullezcan de los
vínculos de pertenencia a los diferentes grupos de los que forman parte, en los
que se adquieren referencias y modelos que repercuten en la significación de
sus características personales y en la construcción de su identidad personal.
El sentido de pertenencia se desarrolla desde los entornos social, cultural y
ambiental inmediato en que las personas desarrollan lazos afectivos, se saben
valoradas y comparten un conjunto de tradiciones, un pasado común, pautas de
comportamiento, costumbres, valores y símbolos patrios que contribuyen al
desarrollo de compromisos en proyectos comunes. Mediante el ejercicio de esta
competencia se busca que los alumnos se reconozcan como integrantes
responsables y activos de diversos grupos sociales generando disposiciones para
participar constructivamente en el mejoramiento del ambiente social y natural,
interesarse en la situación económica del país, cuestionar la indiferencia ante
situaciones de injusticia y solidarizarse con las personas o grupos de
diferentes latitudes y contextos, desde la familia, los grupos de amigos y la
localidad, hasta ámbitos más extensos, como la entidad, la nación y la
humanidad, de manera que se sientan involucrados, responsables y preparados
para incidir en los acontecimientos de su entorno próximo y ante el impacto de
los procesos de globalización económica, política y social, y sensibles con lo
que les ocurre a otros seres humanos sin importar sus nacionalidades.
Manejo y resolución de
conflictos. Esta competencia se refiere a la facultad para resolver conflictos
cotidianos sin usar la violencia, privilegiando el diálogo, la cooperación, la
negociación y la mediación en un marco de respeto a la legalidad. El conflicto
se refiere a las situaciones en que se presentan diferencias de necesidades,
intereses y valores entre dos o más perspectivas, y que afectan la relación
entre individuos o grupos. El desarrollo de esta competencia involucra la
disposición para vislumbrar soluciones pacíficas y respetuosas de los derechos humanos,
de abrirse a la comprensión del otro para evitar desenlaces socialmente
indeseables y aprovechar el potencial que contiene la divergencia de opiniones
e intereses, privilegiando la pluralidad y las libertades de los individuos. Su
ejercicio implica que los alumnos reconozcan los conflictos como componentes de
la convivencia humana, y que su manejo y resolución demanda la escucha activa,
el diálogo, la empatía y el rechazo a todas las formas de violencia. Asimismo,
plantea que analicen los factores que generan los conflictos, entre los que se
encuentran diferentes maneras de ver el mundo y de jerarquizar valores, siendo
una oportunidad para explorar y formular soluciones creativas a un problema.
Participación social y
política. La participación se refiere a las acciones encaminadas a la búsqueda
del bien común por medio de los mecanismos establecidos en las leyes para
influir en las decisiones que afectan a todos los miembros de la sociedad. Esta
competencia consiste en la capacidad de tomar parte en decisiones y acciones de
interés colectivo en distintos ámbitos de la convivencia social y política;
para participar en el mejoramiento de la vida social es necesario que los
alumnos desarrollen disposiciones para tomar acuerdos con los demás, participar
en tareas colaborativas de manera responsable, comunicar con eficacia sus
juicios y perspectivas sobre problemas que afectan a la colectividad, y
formular propuestas y peticiones a personas o instituciones sociales y
políticas, así como desarrollar su sentido de corresponsabilidad con
representantes y autoridades de organizaciones sociales y políticas. También
propicia que se reconozcan como sujetos con derecho a intervenir e involucrarse
en asuntos que les afectan directamente y en aquellos de interés colectivo,
como la elección de representantes y el ejercicio del poder en las
instituciones donde participan, mediante diferentes mecanismos democráticos,
como el diálogo, la votación, la consulta, el consenso y el disenso. Asimismo,
se considera tener en cuenta la situación de personas que viven en condiciones
desfavorables, como un referente insoslayable para la organización y la acción
colectiva.
Apego a la legalidad y
sentido de justicia. El apego a la legalidad es un principio rector
que implica la observancia irrestricta de la ley. La legalidad refiere al
reconocimiento, respeto y cumplimiento de normas y leyes de carácter
obligatorio para todos los miembros de una colectividad, y se encuentra
estrechamente vinculada con el valor de la justicia al considerar que ninguna
persona se encuentra por encima de las leyes. Esta competencia alude a la
capacidad del individuo de actuar con apego a las leyes e instituciones, siendo
éstas producto del acuerdo entre los miembros de la comunidad, estableciendo
derechos y obligaciones para ciudadanos y responsabilidades para servidores
públicos, y limitando el poder de los gobernantes en el ejercicio del poder
público; constituyen la base para la solución de conflictos en una sociedad
como mecanismos que regulan la convivencia democrática y protegen sus derechos.
Se busca que los alumnos comprendan que las leyes y los acuerdos
internacionales garantizan los derechos de las personas, promoviendo su
aplicación siempre en un marco de respeto a los derechos humanos. Asimismo, plantea
que reflexionen sobre la importancia de la justicia social como criterio para
juzgar las condiciones de equidad entre personas y grupos.
Comprensión y aprecio por
la democracia. La democracia alude, en el presente programa,
tanto a una forma de gobierno como a una forma de actuar y relacionarse en la
vida diaria, donde se garantiza el respeto y el trato digno a todas las
personas. Así, esta competencia consiste en comprender, practicar, apreciar y
defender la democracia como forma de vida y de organización política y social.
Su ejercicio plantea que los alumnos participen en actividades de grupo,
expresen sentimientos e ideas de manera respetuosa y consideren los puntos de
vista de los demás, colaboren en acciones colectivas para mejorar la organización
y el funcionamiento del grupo, lleven a cabo, de manera responsable y
eficiente, las tareas asignadas, y participen en la resolución de conflictos,
así como que valoren las ventajas de vivir en un régimen democrático, tomen
parte en la construcción de una convivencia democrática en los espacios donde
se relacionan, y se familiaricen con mecanismos y procesos democráticos para la
deliberación, toma de decisiones y elección de representantes y autoridades,
como la consulta, las votaciones, la iniciativa popular, el referéndum y el
plebiscito; para ello es necesario que conozcan los fundamentos y la estructura
del Estado y el gobierno en México, e identifiquen los mecanismos de que
disponen los ciudadanos para influir en las decisiones públicas, acceder a información
veraz, oportuna y transparente sobre la gestión en el manejo de recursos
públicos y la rendición de cuentas del desempeño de servidores públicos.
ÁMBITOS:
Los ámbitos que
se proponen para favorecer la formación ética y ciudadana son:
• El aula.
• El trabajo
transversal.
• El ambiente
escolar.
• La vida
cotidiana del alumnado.
El
aula
La asignatura
de Formación Cívica y Ética representa un espacio curricular, organizado y
sistemático, para la recuperación de saberes, experiencias, habilidades,
actitudes y valores de los alumnos en torno al mundo social en que viven y el
lugar que ocupan en el mismo. El trabajo en el aula se basa en la aplicación de
estrategias que estimulen la toma de decisiones, la formulación de juicios
éticos, el análisis, la comprensión crítica y el diálogo.
El trabajo
transversal.
La asignatura
Formación Cívica y Ética contempla el trabajo transversal de sus contenidos,
por lo que el análisis de dichas situaciones o temáticas implica que los
alumnos recuperen contenidos de otras asignaturas, con el fin de que la
reflexión ética enriquezca el trabajo de los bloques mediante un proyecto
integrador que promueve tareas de indagación, reflexión y diálogo. A esta forma
de vinculación de la formación cívica y ética con el análisis de temáticas y
situaciones de relevancia social que se realiza en y desde otras asignaturas se
le denomina trabajo transversal, lo cual permite aprovechar los conocimientos,
habilidades, actitudes y valores que se promueven en todo el currículo.
Entre tales
temáticas destacan las relacionadas con:
• Educación
ambiental para la sustentabilidad.
• Educación
para la paz y los derechos humanos.
• Educación
intercultural.
• Perspectiva
de género.
• Educación
para la salud.
• Educación
sexual.
• Consumo
ético.
• Educación
económica y financiera.
• Educación
vial.
• Transparencia
y rendición de cuentas.
• Cultura de la
prevención.
• Uso racional
y ético de la tecnología.
El
ambiente escolar
El ambiente de
convivencia se desarrolla, día a día, en el aula y en la escuela con la
participación de todos sus integrantes: alumnos, docentes, padres de familia,
directivos escolares y personal de la escuela. En cada centro educativo este
ambiente presenta cambios a lo largo del ciclo escolar. El ambiente escolar tiene
un impacto formativo que puede aprovecharse para promover prácticas y pautas de relación donde se expresen y
se vivan valores y actitudes orientadas al
respeto de la dignidad de las personas y a la democracia.
Un ambiente escolar que
favorece el aprendizaje académico y es acorde con los propósitos planteados por
la asignatura es resultado de una serie de decisiones del colectivo docente y
del personal directivo para consolidar condiciones favorables para la convivencia democrática. Entre tales
condiciones pueden mencionarse:
• El respeto a la dignidad
de las personas.
• La resolución de
conflictos y la negociación de intereses personales y comunitarios.
• La equidad y la
inclusión.
• La participación.
• La existencia de normas
claras y construidas de manera democrática.
La
vida cotidiana del alumnado:
La escuela
tiene como compromiso promover una convivencia basada en el respeto a la
integridad de las personas, además de brindarles un trato afectuoso que les
ayude a restablecer su autoestima y reconocer su dignidad y, con base en un
trabajo educativo, posibilitar la eliminación de cualquier forma de
discriminación por género, procedencia social, pertenencia religiosa, estado de
salud u otro.
Las relaciones
entre la escuela, las familias y la comunidad pueden organizarse en torno a los
siguientes elementos:
• Cuidado de sí
mismo, identidad y expectativas personales y familiares.
• Derechos y
responsabilidades en el hogar, en la comunidad y en el país.
• Respeto y
valoración de la diversidad, participación y resolución de conflictos.
• Los alumnos,
la familia y los medios de comunicación.
PAPEL DEL DOCENTE Y
PROCEDIMIENTOS FORMATIVOS:
En este espacio
curricular la labor del docente va más allá de propiciar un manejo abstracto de
información o de prácticas circunscritas al seguimiento lineal del libro de
texto. Es por ello que tiene un importante papel como:
1. Promotor y ejemplo de actitudes y relaciones democráticas en la
convivencia escolar. Dado que el aula constituye el espacio de
convivencia social inmediato, una labor
continua del docente será propiciar un ambiente de comunicación, respeto y participación en los diversos
espacios escolares. Esto implica que fomente en los alumnos el trabajo colaborativo y relaciones de trabajo
basadas en la confianza y la
solidaridad, con la finalidad de fomentar el mejoramiento personal y colectivo
de los integrantes del grupo.
2. Sujeto de un proceso de mejora personal. El docente,
como adulto y profesional de la educación, debe poseer una serie de cualidades
y experiencias para enriquecer su propio desarrollo cívico y ético, y
clarificar y analizar sus valores para entender los retos que enfrentarán sus
alumnos. Mantener una disposición permanente a la mejora continua contribuirá a
consolidar el manejo de contenidos, fortalecer las relaciones con otros
integrantes de la escuela, y a definir formas flexibles de intervención en el
desarrollo ético de sus alumnos.
3. Interesado en comprender explicaciones y problemáticas
disciplinarias y de formación cívica. Esta asignatura
requiere de un conocimiento amplio y actualizado de conceptos y nociones provenientes de varias disciplinas,
las cuales contribuyen a
identificar y comprender procesos y problemas de la sociedad contemporánea que puedan vincularse con los
intereses y experiencias de los alumnos. Así, estará en condiciones de impulsar la capacidad de los alumnos para
tomar decisiones con
responsabilidad, fortalecer progresivamente su autonomía, afrontar conflictos y elegir opciones de vida
enriquecedoras y justas.
4. Problematizador de la vida cotidiana. Las actividades
que diseñe el docente deben propiciar la búsqueda, el análisis y la
interpretación de información que lleve a los alumnos a cuestionar aspectos de
su vida diaria. Asimismo, el docente diseñará estrategias que permitan
movilizar los conocimientos y las experiencias de los integrantes del grupo
relativas a sus propias personas, a la cultura de pertenencia y a la vida
social, de tal manera que contribuya al análisis y modificación de actitudes y
conductas sociales.
5. Agente integrador del conocimiento. El docente
debe impulsar la realización de proyectos de trabajo con otras asignaturas del
mismo grado, en los cuales se movilicen conocimientos de diversas áreas para
analizar, comprender y formular propuestas de acción ante situaciones de la
vida cotidiana. Con ello se propicia la integración de aprendizajes en términos
de los valores y actitudes que los alumnos desarrollan mediante el estudio y la
convivencia escolar.
6. Orientador en el desarrollo de estrategias que fortalezcan la
autonomía del alumno. Al enfrentarse a problemas y proyectos de
trabajo en contextos concretos, los alumnos tendrán la oportunidad de generar,
probar y modificar estrategias diversas para aprender a convivir y resolver
situaciones. El docente requiere estimular su ejercicio y guiar la valoración
de las mismas, favoreciendo, además, la participación. El despliegue de esta
autonomía demanda un acompañamiento a los alumnos en las tareas de búsqueda,
selección y análisis de la información, así como la valoración de las pruebas y
errores como fuentes de aprendizaje. En este sentido, el docente también debe
promover en los alumnos la investigación y el estudio por cuenta propia en
fuentes diversas.
7. Previsor y negociador de necesidades específicas personales y del
grupo. Es posible que el docente se encuentre ante
procesos o situaciones no previstas que requieran de su intervención oportuna
mediante el diálogo y la negociación con los alumnos. Igualmente podrá detectar
que requieren fortalecerse aspectos en el aprendizaje de los alumnos. También
deberá prestar atención al clima de trabajo y de interacción social en el aula,
lo cual implicará altos en el camino, la reflexión con el grupo y la
redefinición de pautas de relación, así como la toma de decisiones y la
resolución no violenta de conflictos.
8. Promotor de la formación cívica y ética como labor colectiva. Demanda la
convergencia de esfuerzos de todos los integrantes de la comunidad escolar. En
este sentido, el docente debe desempeñar un papel importante para impulsar
–cuando sea el caso–, con los colegas de otras asignaturas, los propósitos de
Formación
Cívica y Ética
para que se vean reflejados en todas ellas, tanto en los contenidos como en las
actitudes y acciones cotidianas con los alumnos. Por medio del trabajo
colegiado, el docente tiene la oportunidad de plantear estrategias para alentar
conductas que favorezcan la convivencia armónica, solidaria y respetuosa, y
proponer la creación de espacios de comunicación con los alumnos para que en
ellos expresen su opinión sobre situaciones que les inquietan dentro del aula,
la escuela y en la vida diaria.
LOS RECURSOS DIDÁTICOS:
Se sugiere que
entren al aula diferentes tipos de materiales que faciliten a los alumnos
tareas como localizar, consultar, contrastar, evaluar y ponderar información.
Se recomienda utilizar constantemente los materiales educativos impresos y
digitales que existen en los centros escolares, como los libros de texto, los
acervos de las bibliotecas de Aula y Escolar, materiales en las diferentes
lenguas indígenas y de multigrado, entre otros. Otros recursos son el
diálogo y la discusión de dilemas morales en situaciones en que dos o más valores entran en conflicto.
PROCEDIMIENTOS FORMATIVOS:
Para la
asignatura se han considerado como procedimientos formativos fundamentales: el
diálogo, la empatía, la toma de decisiones, la comprensión y la
reflexión crítica, el desarrollo del juicio ético, los proyectos de
trabajo y la participación.
El diálogo plantea el desarrollo de capacidades para expresar
con claridad las ideas propias, tomar una postura, argumentar con fundamentos;
escuchar para comprender los argumentos de los demás, respetar opiniones, ser
tolerante, autorregular las emociones y tener apertura a nuevos puntos de vista.
La empatía es una disposición a considerar a los otros en
cuanto a sus ideas y sus emociones presentes durante el diálogo, en la toma de
decisiones, la reflexión, la participación y la convivencia en general. Es un
elemento actitudinal fundamental de la comprensión mutua, que es necesaria en
la construcción del trabajo colaborativo y de la concordia en las relaciones
interpersonales.
La toma de decisiones favorece la autonomía de
los alumnos al asumir con responsabilidad las consecuencias de elegir y optar,
tanto en su persona como en los demás, así como identificar información
pertinente para sustentar una elección. Involucra la capacidad de prever
desenlaces diversos, de responsabilizarse de las acciones que se emprenden y de
mantener congruencia entre los valores propios y la identidad personal.
La comprensión y la reflexión crítica representan la posibilidad
de que los alumnos analicen problemáticas, ubiquen su sentido en la vida social
y actúen de manera comprometida y constructiva en los contextos que exigen de
su participación para el mejoramiento de la sociedad donde viven. Su ejercicio
demanda el empleo de dilemas y el asumir roles.
El desarrollo del juicio ético es una forma de
razonamiento por medio de la cual los alumnos reflexionan, juzgan situaciones y
problemas en los que se presentan conflictos de valores y en los que tienen que
optar por alguno, dilucidando lo que se considera correcto o incorrecto,
conforme a criterios valorativos que de manera paulatina se asumen como
propios.
Los proyectos de trabajo permiten abordar temáticas
socialmente relevantes para la comunidad escolar. Implican la realización de
actividades de investigación, análisis y participación social, mediante las
cuales los alumnos integran los aprendizajes desarrollados en la asignatura,
donde pueden recuperarse aspectos del ambiente escolar y la experiencia
cotidiana de los alumnos.
La participación en el ámbito escolar equivale, en principio, a
hablar de democracia.
Es un procedimiento por
medio del cual los alumnos pueden hacer escuchar su voz directamente en un
proceso de comunicación bidireccional, donde no sólo actúan como receptores,
sino como sujetos activos. Asimismo, contribuye a que tomen parte en trabajos
colaborativos dentro del aula y la escuela, y sirve de preparación para una
vida social sustentada en el respeto mutuo, la crítica constructiva y la
responsabilidad.
ORGANIZACIÓN DE LOS
APRENDIZAJES:
La asignatura Formación
Cívica y Ética comprende seis cursos en primaria y dos en secundaria. Al
tratarse de un espacio curricular pretende favorecer de manera gradual,
secuencial y sistemática el desarrollo de las competencias cívicas y éticas en
la Educación Básica, la organización de los contenidos posee las siguientes
características:
• La distribución de las competencias en los bloques. Las competencias se desarrollan todo el
tiempo. Con el fin de asegurar la presencia de las ocho competencias en los
seis grados del programa de primaria y en los dos de secundaria, éstas se han
distribuido en cinco bloques, lo cual facilita su tratamiento mediante
contenidos que convocan al análisis, la reflexión y la discusión.
• El desarrollo de los contenidos. En la organización de los
programas de la asignatura, los contenidos se ordenan por niveles de
complejidad y profundidad, de 1º a 6º grados en educación primaria, y muestran
continuidad en 2º y 3º de secundaria. Conforme se avanza en el trayecto o
proceso formativo aumenta la complejidad y se reconocen las posibilidades
cognitivas, éticas y ciudadanas de los alumnos.
BLOQUES DE ESTUDIO:
Cada bloque temático está
integrado por los siguientes elementos:
Título: Expresa de manera general
el contenido del bloque y tiene relación con las competencias cívicas y éticas
que se desarrollan de manera integral.
Competencias
cívicas y éticas: En cada uno de los bloques se presentan las
competencias prioritarias a desarrollar, que pueden ser dos o tres, sin olvidar
que se articulan con las demás.
Aprendizajes
Esperados: Son pautas para el trabajo que es necesario impulsar en la asignatura.
Expresan rasgos de los aprendizajes que se espera logren los alumnos al
concluir cada bloque. Constituyen indicadores para el docente sobre los
aspectos a evaluar. Manifiestan lo que los alumnos saben y saben hacer como
resultado de sus aprendizajes individuales y colectivos.
Ámbitos:
Precisan el espacio social de interacción formativa al que pertenece el
contenido a desarrollar. Aparecen de manera explícita en los programas de
primaria. Es importante mencionar que el desarrollo de competencias se favorece
de manera organizada y permanente a partir de los ámbitos. En el caso de
Ambiente escolar y Vida cotidiana se presentan en un mismo apartado, pues están
internamente relacionados.
Contenidos:
Favorecen la reflexión sobre situaciones personales y colectivas de
índole ética y ciudadana, fundamentales para el desarrollo de una ciudadanía
democrática respetuosa de los derechos humanos. Es importante atender al
enfoque y cubrir todos los contenidos que se presentan en los programas, con la
finalidad de garantizar su gradualidad y secuencialidad en el abordaje de los
mismos.
Ejes. Precisan los ejes
formativos a los cuales, por fines didácticos, se da mayor importancia en el
bloque. Aparecen de manera explícita en los programas de secundaria
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