Sobre la reproducción de las relaciones de
producción
Estamos ya en condiciones de responder a nuestra
principal interrogante, dejada en suspenso a lo largo de muchas páginas: ¿cómo se asegura la reproducción de Ias
relaciones de producción?
Asumiendo el lenguaje del tópico (infraestructura,
supraestructura), diremos que se asegura en su mayor parte a través de la supraestructura
jurídico-política e ideológica.
Pero dando por válido este análisis, no podemos por
menos que plantearnos la siguiente pregunta, incluso en el estado actual, muy
precario, de nuestras investigaciones: ¿cuál es exactamente el alcance de la
función desempeñada por los aparatos ideológicos de Estado? ¿Cuál puede ser, en
realidad, el fundamento de su importancia? En otros términos, ¿cuál es la
“función” de estos aparatos ideológicos de Estado, que no funcionan a través de
la represión sino mediante la ideología?
Ahora bien, dado que hemos considerado
imprescindible superar este lenguaje, todavía descriptivo, diremos que, en su
mayor parte, se asegura por medio del ejercicio del poder de Estado en los
aparatos de Estado, aparato (represivo) de Estado, de una parte, y aparatos
ideoIógicos de Estado de otra.
Debe tenerse muy en cuenta lo dicho en páginas
precedentes, y que condensamos ahora en los tres puntos siguientes:
1. Todos los aparatos de Estado funcionan a un mismo
tiempo mediante la represión y la ideología, pero mientras el aparato
(represivo) de Estado lo hace masiva y predominante a través de la represión,
los aparatos ideológicos de Estado funcionan masiva y predominantemente a
través de la ideología.
2. Mientras que el aparato (represivo) de Estado
constituye un todo organizado, cuyos diferentes componentes se hallan
centralizados bajo una unidad de mando, la política de la lucha de clases
aplicada por los representantes políticos de las clases dominantes que detentan
el poder, los aparatos ideológicos de Estado son múltiples, diferentes,
"relativamente autónomos" y susceptibles de ofrecer un campo de
acción objetivo a las contradicciones que expresan, bajo formas unas veces
limitadas y otras extremas, los efectos de los choques entre la lucha de clases
capitalista y la lucha de clases proletaria, así como sus formas subordinadas.
3. Mientras que la unidad del aparato (represivo) de
Estado viene asegurada por su organización centralizada y unificada bajo la
dirección de los representantes de las clases en el poder, la unidad entre los
diferentes aparatos ideológicos de Estado lo está, generalmente de forma
contradictoria, por la ideología dominante, la de la clase dominante.
Si se toman en cuenta todas estas características,
la reproducción de las relaciones de producción puede representarse como sigue, de acuerdo con una especie de "división
del trabajo".
La función esencial del aparato represivo de Estado
consiste en asegurar por la fuerza (física o no), de acuerdo con su propia naturaleza, las condiciones
políticas de Ia reproducción de las relaciones de producción, que en última
instancia son relaciones de explotación. El
aparato de Estado, no sólo contribuye en gran medida a reproducirse a sí mismo
(en el Estado capitalista existen dinastías de hombres políticos, dinastías
militares, etc.), sino que también, y por encima de todo, asegura las
condiciones políticas para la actuación de los aparatos ideológicos de Estado
mediante la represión (que puede ir desde la fuerza física más brutal hasta las
simples órdenes y prohibiciones administrativas, hasta la censura explícita o
tácita, etc.).
De ahí que nos veamos obligados a plantear la
siguiente hipótesis, precisamente en función de la diversidad de los aparatos
ideológicos de Estado que apuntan a una única función, común a todos ellos, la
de la reproducción de las relaciones de producción.
En páginas anteriores hemos censado un número
relativamente elevado de aparatos ideológicos de Estado presentes en las
sociedades capitalistas contemporáneas: el aparato escolar, el aparato
religioso, el aparato familiar, el aparato político, el aparato sindical, el
aparato de la información, el aparato “cultural", etc.
Ahora bien, en las formaciones sociales regidas por
el modo de producción "servil" (comúnmente denominado feudal)
constatamos que, si bien existe un único aparato represivo de Estado muy
semejante desde el punto de vista formal al que nosotros conocemos en la
actualidad, y ello no sólo a partir de la monarquía absoluta sino también desde
los primeros estados antiguos conocidos, el número de aparatos ideológicos de
Estado es mucho menos elevado y su individualidad es muy distinta a la actual.
Por ejemplo, constatamos que durante la Edad Media , la Iglesia (aparato ideológico de Estado religioso)
acumulaba una serie de funciones que hoy en día han pasado a manos de varios
aparatos ideológicos de Estado distintos y nuevos con respecto al pasado que
estamos evocando, como sucede con el caso de las funciones escolares y
culturales. Al lado de la
Iglesia existía el AIE familiar que desempeñaba un papel de
primer orden, sin comparación posible con el que juega en las formaciones
sociales capitalistas. A pesar de las apariencias, la Iglesia y la familia no
eran los únicos aparatos ideológicos de Estado medievales. Existía también un
aparato ideológico estatal político (los Estados Generales, el Parlamento, las
diferentes facciones y Ligas políticas, antecesoras de los partidos políticos
modernos, y todo el sistema político de las comunidades libres, más tarde el de
las ciudades). Encontramos también el potente aparato ideológico de Estado
"presindical", si se nos permite esta expresión forzosamente
anacrónica (las poderosas cofradías de comerciantes y de banqueros, así como
las sociedades gremiales de artesanos). También conocieron un innegable
desarrollo en esta época la edición y la información, así como los
espectáculos, primero partes integrantes de la Iglesia , aunque
posteriormente fueran independizándose de forma paulatina.
En el período histórico precapitalista que estamos
examinando a grandes rasgos es absolutamente evidente que existía un aparato ideológico de Estado dominante, Ia iglesia, que
concentraba, no sólo las funciones religiosas, sino también las escolares y
buena parte de las de información y de "cultura". No debe adjudicarse
al azar el hecho de que, desde las primeras sacudidas de la Reforma , toda la lucha
ideológica desplegada entre los siglos XVI y XVII se concentrara como lucha antirreligiosa, sino que es consecuencia
lógica de Ia posición dominante que
ocupaba por entonces el aparato ideológico de Estado religioso.
Son en efecto los AIE los que aseguran en buena parte la propia reproducción de las relaciones de producción bajo el “escudo" del aparato represivo de Estado. Y es en este terreno donde la ideología dominante, la de la clase dominante que detenta el poder de Estado, desempeña una función omnipresente; es a través de la ideología dominante que se garantiza la "armonía" (a veces disonante) entre el aparato represivo de Estado y los aparatos ideológicos de Estado, así como entre los diferentes tipos de éstos.
De ahí que nos veamos obligados a plantear la
siguiente hipótesis, precisamente en función de la diversidad de los aparatos
ideológicos de Estado que apuntan a una única función, común a todos ellos, la
de la reproducción de las relaciones de producción.
En páginas anteriores hemos censado un número
relativamente elevado de aparatos ideológicos de Estado presentes en las
sociedades capitalistas contemporáneas: el aparato escolar, el aparato
religioso, el aparato familiar, el aparato político, el aparato sindical, el
aparato de la información, el aparato “cultural", etc.
Ahora bien, en las formaciones sociales regidas por
el modo de producción "servil" (comúnmente denominado feudal)
constatamos que, si bien existe un único aparato represivo de Estado muy
semejante desde el punto de vista formal al que nosotros conocemos en la
actualidad, y ello no sólo a partir de la monarquía absoluta sino también desde
los primeros estados antiguos conocidos, el número de aparatos ideológicos de
Estado es mucho menos elevado y su individualidad es muy distinta a la actual.
Por ejemplo, constatamos que durante la Edad Media , la Iglesia (aparato ideológico de Estado religioso)
acumulaba una serie de funciones que hoy en día han pasado a manos de varios
aparatos ideológicos de Estado distintos y nuevos con respecto al pasado que
estamos evocando, como sucede con el caso de las funciones escolares y
culturales. Al lado de la
Iglesia existía el AIE familiar que desempeñaba un papel de
primer orden, sin comparación posible con el que juega en las formaciones
sociales capitalistas. A pesar de las apariencias, la Iglesia y la familia no
eran los únicos aparatos ideológicos de Estado medievales. Existía también un
aparato ideológico estatal político (los Estados Generales, el Parlamento, las
diferentes facciones y Ligas políticas, antecesoras de los partidos políticos
modernos, y todo el sistema político de las comunidades libres, más tarde el de
las ciudades). Encontramos también el potente aparato ideológico de Estado
"presindical", si se nos permite esta expresión forzosamente
anacrónica (las poderosas cofradías de comerciantes y de banqueros, así como
las sociedades gremiales de artesanos). También conocieron un innegable
desarrollo en esta época la edición y la información, así como los
espectáculos, primero partes integrantes de la Iglesia , aunque
posteriormente fueran independizándose de forma paulatina.
En el período histórico precapitalista que estamos
examinando a grandes rasgos es absolutamente evidente que existía un aparato ideológico de Estado dominante, Ia iglesia, que
concentraba, no sólo las funciones religiosas, sino también las escolares y
buena parte de las de información y de "cultura". No debe adjudicarse
al azar el hecho de que, desde las primeras sacudidas de la Reforma , toda la lucha
ideológica desplegada entre los siglos XVI y XVII se concentrara como lucha antirreligiosa, sino que es consecuencia
lógica de Ia posición dominante que
ocupaba por entonces el aparato ideológico de Estado religioso.
Naturalmente, los hechos no se desarrollaron sin
conflicto, y buena prueba de ello la tenemos en el Concordato, la Restauración y la
larga lucha de clases entre la aristocracia terrateniente y la burguesía
industrial durante todo el siglo XIX que concluyó con el establecimiento de la
hegemonía de esta última en una serie de funciones antes desempeñadas por la Iglesia , en particular las
escolares. Puede afirmarse que la burguesía se apoyó sobre el nuevo aparato
ideológico de Estado político, democrático-parlamentario, instaurado durante
los primeros años de la
Revolución y restaurado posteriormente, después de largas y
violentas luchas, algunos meses en 1848 y durante algunas decenas de años que
siguieron a la caída del Segundo Imperio, para dirigir la lucha contra la Iglesia y apropiarse de
algunas de sus funciones ideológicas, en definitiva para asegurarse no sólo la
hegemonía política, sino también la ideológica, indispensable para la
reproducción de las relaciones de producción capitalistas.
Todos estos hechos nos hacen creer autorizados para
avanzar la siguiente tesis, aun teniendo en cuenta todos los riesgos que
comporta. Creemos que el aparato ideológico de Estado que ha conseguido una
posición dominante en las formaciones
capitalistas desarrolladas, como consecuencia de una violenta lucha de clases
política e ideológica contra el antiguo aparato ideológico de Estado dominante,
es el aparato ideológico escolar.
Esta tesis puede parecer paradójica a la mayoría si
se tiene en cuenta que de acuerdo con la representación ideológica que la
burguesía pretende ofrecer a sí misma y a las clases que explota el aparato
ideológico dominante en las formaciones sociales capitalistas no es el escolar
sino el político, es decir, el régimen de democracia parlamentaria basado en el
sufragio universal y en las luchas entre partidos.
No obstante, la historia, incluso la más reciente,
nos muestra que la burguesía ha podido y puede adaptarse perfectamente
a los diferentes aparatos ideológicos de Estado políticos de la democracia
parlamentaria: el Primer y Segundo
Imperios, la monarquía constitucional (Luis XVlll, Carlos X), la monarquía parlamentaria (Luis
Felipe), la democracia presidencialista (De Gaulle), y ello para limitar a
Francia nuestros ejemplos. En Inglaterra se hace aún más ostensible este estado
de cosas. La revolución en Inglaterra se vio particularmente "coronada por
el éxito” desde el punto de vista burgués, pues, a diferencia del caso francés,
donde la burguesía, empujada además por la necedad de la pequeña nobleza, tuvo
que aceptar que se la llevara al poder gracias a unas "jornadas revolucionarias",
campesinas y plebeyas, hecho que pagaría muy caro; allí pudo "establecer
componendas" con la aristocracia y “compartir" con ella la
detentación del poder de Estado y el uso del aparato de Estado durante largo
tiempo (¡paz entre todos los hombres de buena voluntad de las clases
dominantes¡). En Alemania, la situación es si cabe todavía más patente: la
burguesía imperialista hizo su estruendosa entrada en la historia, antes de
"atravesar" la república de Weimar y encomendarse al nazismo, bajo un
aparato ideológico estatal político amparado por los Junkers imperiales
(símbolo: Bismark), su ejército y su policía.
Así pues, creemos tener muy sólidas razones para
pensar que tras la fachada de su aparato ideológico estatal político, situado
en primer plano, lo que la burguesía ha erigido como aparato ideológico de
Estado dominante es el aparato escolar, que, de hecho, ha sustituido a su
preeminente predecesor, la
Iglesia. Incluso puede añadirse que la pareja escuela-familia
ha sustituido a la pareja iglesia-familia.
¿Por qué el AIE
escolar es, de hecho, el aparato dominante en las formaciones sociales
capitalistas y cómo funciona?
Por el momento bastará indicar que:
- todos los aparatos ideológicos de Estado, sean
cuales sean, confluyen en la obtención de un mismo resultado: la
reproducción de las relaciones de producción, es decir, las relaciones de
explotación capitalistas;
- cada uno de ellos concurre a este resultado
único en la forma que le es propia. El aparato político sometiendo a los
individuos a la ideología política de Estado, ideología
"democrática", de forma "directa" (plebiscitaria, o
fascista) o "indirecta" (parlamentaria). El aparato de
información inculcando a todos los "ciudadanos" por medio de la
prensa, la radio o la televisión dosis continuadas de nacionalismo,
chauvinismo, liberalismo, moralidad, etc., y lo mismo sucede con el
aparato cultural (el papel chauvinista del deporte está a la orden del
día), etc. El aparato religioso recordando en los sermones y demás
ceremonias solemnes (nacimiento, matrimonio, muerte) que el hombre no es
más que un puñado de cenizas a menos que llegue a amar a sus semejantes
hasta el punto de saber presentar la otra mejilla a quien le golpee la
primera. Respecto al aparato familiar... no es necesario insistir más en
este punto;
- todo este armónico concierto está dominado por
una única división, la de la ideología de la clase actualmente dominante,
que integra en su partitura los grandes temas del humanismo de nuestros
grandes antepasados, que con anterioridad al cristianismo dieron vida,
primero, al milagro griego, y después, a la grandeza romana, la ciudad
eterna y los temas relativos al interés, particular y general, etc.,
división alterada de tanto en cuanto por una serie de contradicciones
(ocasionadas por los restos de las antiguas clases dominantes o por los
proletarios y sus instituciones). Nacionalismo, moralismo y economicismo;
- a pesar de todo, en este concierto hay un aparato ideológico de Estado
que desempeña un papel dominante a lo largo y a lo ancho de la sociedad,
aunque no suele prestarse demasiada atención a su música de tan suave como
es. Nos referimos al AIE escolar.
La escuela acoge a los niños de todas las clases
sociales desde su más tierna
infancia, y ya a partir de la guardería y el parvulario, sea con métodos
antiguos o nuevos, les inculca durante años, precisamente durante los años en
que el niño es más "vulnerable", acorralado entre el aparato de
Estado familiar y el aparato de
Estado escolar, diversas "habilidades" rebozadas con ideología dominante
(lengua, cálculo, historia natural, ciencias, literatura) o simplemente
ideología dominante en estado puro (moral, instrucción cívica, filosofía). Más
o menos después de ocho años de estudios, una enorme masa de muchachos ingresa
"en la producción"; son los obreros y los campesinos pobres. Otra
parte de la juventud continúa escolarizada; dale que dale, sigue un poco más, pero pronto se acaba su
camino y pasa a engrosar las filas
de los cuadros pequeños y medios, los empleados, los funcionarios pequeños y
medios, pequeños burgueses de todo tipo. Una tercera y última fracción llega a
la cumbre, bien para caer en un semi-paro profesional, bien para convertirse,
además de en "intelectuales del trabajador colectivo", en agentes de
la explotación (capitalistas, empresarios) agentes de la represión (militares,
policías, políticos, administradores, etc.) y profesionales de la ideología
(sacerdotes de todo tipo, de los que la mayoría son "laicos"
convictos).
Cada grupo que cae a lo largo del camino está bien
provisto en la práctica de la ideología adecuada al papel que debe desempeñar
en la sociedad de clases; papel de explotado (con "conciencia
profesional", "moral", "cívica", "nacional"
y apolítica, esta última altamente "desarrollada"); papel de agente
de la explotación (saber dirigir y hablar a los obreros, las "relaciones
humanas"), de agentes de la represión (saber mandar y hacerse obedecer
“sin rechistar” o saber manejar la democracia de la retórica de los dirigentes
políticos) o de, profesionales de la ideología (saber tratar las conciencias
con respeto, es decir, con menosprecio, con chantaje, con la oportuna
demagogia, aquella que mejor se ajusta a los acentos de la Moral , la Virtud , la
"Trascendencia", la
Nación , el rol del propio país dentro del mundo, etc.).
Por supuesto buen número de estas virtudes, o mejor
sus facetas contrastadas (modestia, resignación, sumisión, cinismo,
menosprecio, arrogancia, seguridad, grandeza, habilidad, dominio sobre las
bellas palabras), también se aprenden en las familias, en la iglesia, en el
ejército, en los buenos libros, en las películas e incluso en los estadios.
Pero ningún otro aparato ideológico de Estado dispone durante tantos años, y
durante tanto tiempo (5 o 6 días a la semana a razón de 8 horas por día), de la
audiencia obligatoria (y, aunque es lo que menos importa aquí, gratuita...) de
la totalidad de los jóvenes de la formación social capitalista.
Ya se ha indicado que las relaciones de producción de una formación social capitalista,
es decir, las relaciones de los explotadores con los explotados y las de éstos
con aquellos, se reproducen en buena parte mediante al aprendizaje de ciertas
habilidades encubiertas en la inculcación masiva de la ideología de la clase
dominante. Los mecanismos que producen este resultado vital para el régimen
capitalista se hallan, naturalmente, recubiertos y disfrazados por una
ideología de la Escuela
imperante nivel universal, puesto que es una de las formas esenciales de la
ideología burguesa dominante, ideología que presenta la Escuela como un medio
neutro, desprovisto de carga ideológica (ya que es... laica) como un donde
maestros respetuosos de la "conciencia" y de la "libertad"
de los muchachos que les encomiendan (con toda confianza) sus
"padres" (asimismo libres, es decir propietarios de sus hijos) les
guían hacia la consecución de la libertad, la moralidad y la responsabilidad de
adultos a través de su propio ejemplo, conocimientos y virtudes
"salvadores".
Pido perdón a aquellos maestros que, en condiciones terriblemente adversas,
intentan volver contra la ideología, contra el sistema y la rutina del sistema en que se hallan presos, las escasas armas
que pueden hallar en la historia y en el saber que "enseñan". Son una
raza de héroes. Pero son pocos frente a todos cuantos (la mayoría) no tienen ni
la menor sospecha sobre el "trabajo" que les obliga a llevar a cabo
el sistema (que les sobrepasa y aplasta), y
que, peor aún, ponen todo su esfuerzo:La escuela acoge a los niños de todas las clases
sociales desde su más tierna
infancia, y ya a partir de la guardería y el parvulario, sea con métodos
antiguos o nuevos, les inculca durante años, precisamente durante los años en
que el niño es más "vulnerable", acorralado entre el aparato de
Estado familiar y el aparato de
Estado escolar, diversas "habilidades" rebozadas con ideología dominante
(lengua, cálculo, historia natural, ciencias, literatura) o simplemente
ideología dominante en estado puro (moral, instrucción cívica, filosofía). Más
o menos después de ocho años de corazón e ingenio en realizarlo sin la más mínima
conciencia de su cometido (¡los famosos nuevos métodos!). Dudan tan poco que
contribuyen con su propio esfuerzo a conservar y alimentar esta representación
ideológica de la escuela, que se presenta como algo tan "natural",
indispensablemente útil, e incluso beneficiosa para nuestros contemporáneos,
como “natural", indispensable y generosa fuera la Iglesia para nuestros
antepasados de hace algunos siglos.
De hecho, en la actualidad la Escuela ha sustituido a la Iglesia en su función de aparato ideológico de Estado dominante.
La escuela se presenta aparejada con la familia, del mismo modo que antes lo
estuviera la Iglesia. Por
tanto, podemos afirmar que la crisis, de una profundidad sin precedentes, que
hace tambalear a lo largo y ancho
del mundo el sistema escolar de tantos estados muy a menudo asociada a una
crisis (ya anunciada en el Manifiesto) que
sacude el sistema familiar, toma un sesgo político; y ello porque la escuela (y
la pareja escuela-familia) constituye el aparato ideológico de Estado
dominante, aparato que juega un papel fundamental en la reproducción de las
relaciones de producción de un modo de producción amenazado en su existencia
misma por la lucha de clases mundial..
Por supuesto buen número de estas virtudes, o mejor
sus facetas contrastadas (modestia, resignación, sumisión, cinismo,
menosprecio, arrogancia, seguridad, grandeza, habilidad, dominio sobre las
bellas palabras), también se aprenden en las familias, en la iglesia, en el
ejército, en los buenos libros, en las películas e incluso en los estadios.
Pero ningún otro aparato ideológico de Estado dispone durante tantos años, y
durante tanto tiempo (5 o 6 días a la semana a razón de 8 horas por día), de la
audiencia obligatoria (y, aunque es lo que menos importa aquí, gratuita...) de
la totalidad de los jóvenes de la formación social capitalista.
Ya se ha indicado que las relaciones de producción de una formación social capitalista,
es decir, las relaciones de los explotadores con los explotados y las de éstos
con aquellos, se reproducen en buena parte mediante al aprendizaje de ciertas
habilidades encubiertas en la inculcación masiva de la ideología de la clase
dominante. Los mecanismos que producen este resultado vital para el régimen
capitalista se hallan, naturalmente, recubiertos y disfrazados por una
ideología de la Escuela
imperante nivel universal, puesto que es una de las formas esenciales de la
ideología burguesa dominante, ideología que presenta la Escuela como un medio
neutro, desprovisto de carga ideológica (ya que es... laica) como un donde
maestros respetuosos de la "conciencia" y de la "libertad"
de los muchachos que les encomiendan (con toda confianza) sus
"padres" (asimismo libres, es decir propietarios de sus hijos) les
guían hacia la consecución de la libertad, la moralidad y la responsabilidad de
adultos a través de su propio ejemplo, conocimientos y virtudes
"salvadores".
De hecho, en la actualidad la Escuela ha sustituido a la Iglesia en su función de aparato ideológico de Estado dominante.
La escuela se presenta aparejada con la familia, del mismo modo que antes lo
estuviera la Iglesia. Por
tanto, podemos afirmar que la crisis, de una profundidad sin precedentes, que
hace tambalear a lo largo y ancho
del mundo el sistema escolar de tantos estados muy a menudo asociada a una
crisis (ya anunciada en el Manifiesto) que
sacude el sistema familiar, toma un sesgo político; y ello porque la escuela (y
la pareja escuela-familia) constituye el aparato ideológico de Estado
dominante, aparato que juega un papel fundamental en la reproducción de las
relaciones de producción de un modo de producción amenazado en su existencia
misma por la lucha de clases mundial.
CID/SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN/SEECH (2012)
TEMARIO DE EXAMEN PARA BECA
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