martes, 30 de julio de 2013

RELACIONES DE REPRODUCCIÓN

Sobre la reproducción de las relaciones de producción

Estamos ya en condiciones de responder a nuestra principal interrogante, dejada en suspenso a lo largo de muchas páginas: ¿cómo se asegura la reproducción de Ias relaciones de producción?

Asumiendo el lenguaje del tópico (infraestructura, supraestructura), diremos que se asegura en su mayor parte  a través de la supraestructura jurídico-política e ideológica.
 
Pero dando por válido este análisis, no podemos por menos que plantearnos la siguiente pregunta, incluso en el estado actual, muy precario, de nuestras investigaciones: ¿cuál es exactamente el alcance de la función desempeñada por los aparatos ideológicos de Estado? ¿Cuál puede ser, en realidad, el fundamento de su importancia? En otros términos, ¿cuál es la “función” de estos aparatos ideológicos de Estado, que no funcionan a través de la represión sino mediante la ideología?


Ahora bien, dado que hemos considerado imprescindible superar este lenguaje, todavía descriptivo, diremos que, en su mayor parte, se asegura por medio del ejercicio del poder de Estado en los aparatos de Estado, aparato (represivo) de Estado, de una parte, y aparatos ideoIógicos de Estado de otra.

Debe tenerse muy en cuenta lo dicho en páginas precedentes, y que condensamos ahora en los tres puntos siguientes:

1. Todos los aparatos de Estado funcionan a un mismo tiempo mediante la represión y la ideología, pero mientras el aparato (represivo) de Estado lo hace masiva y predominante a través de la represión, los aparatos ideológicos de Estado funcionan masiva y predominantemente a través de la ideología.

2. Mientras que el aparato (represivo) de Estado constituye un todo organizado, cuyos diferentes componentes se hallan centralizados bajo una unidad de mando, la política de la lucha de clases aplicada por los representantes políticos de las clases dominantes que detentan el poder, los aparatos ideológicos de Estado son múltiples, diferentes, "relativamente autónomos" y susceptibles de ofrecer un campo de acción objetivo a las contradicciones que expresan, bajo formas unas veces limitadas y otras extremas, los efectos de los choques entre la lucha de clases capitalista y la lucha de clases proletaria, así como sus formas subordinadas.

3. Mientras que la unidad del aparato (represivo) de Estado viene asegurada por su organización centralizada y unificada bajo la dirección de los representantes de las clases en el poder, la unidad entre los diferentes aparatos ideológicos de Estado lo está, generalmente de forma contradictoria, por la ideología dominante, la de la clase dominante.

Si se toman en cuenta todas estas características, la reproducción de las relaciones de producción puede representarse como sigue, de acuerdo con una especie de "división del trabajo".

La función esencial del aparato represivo de Estado consiste en asegurar por la fuerza (física o no), de acuerdo con su propia naturaleza, las condiciones políticas de Ia reproducción de las relaciones de producción, que en última instancia son relaciones de explotación. El aparato de Estado, no sólo contribuye en gran medida a reproducirse a sí mismo (en el Estado capitalista existen dinastías de hombres políticos, dinastías militares, etc.), sino que también, y por encima de todo, asegura las condiciones políticas para la actuación de los aparatos ideológicos de Estado mediante la represión (que puede ir desde la fuerza física más brutal hasta las simples órdenes y prohibiciones administrativas, hasta la censura explícita o tácita, etc.).

Son en efecto los AIE los que aseguran en buena parte la propia reproducción de las relaciones de producción bajo el “escudo" del aparato represivo de Estado. Y es en este terreno donde la ideología dominante, la de la clase dominante que detenta el poder de Estado, desempeña una función omnipresente; es a través de la ideología dominante que se garantiza la "armonía" (a veces disonante) entre el aparato represivo de Estado y los aparatos ideológicos de Estado, así como entre los diferentes tipos de éstos.

De ahí que nos veamos obligados a plantear la siguiente hipótesis, precisamente en función de la diversidad de los aparatos ideológicos de Estado que apuntan a una única función, común a todos ellos, la de la reproducción de las relaciones de producción.

En páginas anteriores hemos censado un número relativamente elevado de aparatos ideológicos de Estado presentes en las sociedades capitalistas contemporáneas: el aparato escolar, el aparato religioso, el aparato familiar, el aparato político, el aparato sindical, el aparato de la información, el aparato “cultural", etc.

Ahora bien, en las formaciones sociales regidas por el modo de producción "servil" (comúnmente denominado feudal) constatamos que, si bien existe un único aparato represivo de Estado muy semejante desde el punto de vista formal al que nosotros conocemos en la actualidad, y ello no sólo a partir de la monarquía absoluta sino también desde los primeros estados antiguos conocidos, el número de aparatos ideológicos de Estado es mucho menos elevado y su individualidad es muy distinta a la actual. Por ejemplo, constatamos que durante la Edad Media, la Iglesia (aparato ideológico de Estado religioso) acumulaba una serie de funciones que hoy en día han pasado a manos de varios aparatos ideológicos de Estado distintos y nuevos con respecto al pasado que estamos evocando, como sucede con el caso de las funciones escolares y culturales. Al lado de la Iglesia existía el AIE familiar que desempeñaba un papel de primer orden, sin comparación posible con el que juega en las formaciones sociales capitalistas. A pesar de las apariencias, la Iglesia y la familia no eran los únicos aparatos ideológicos de Estado medievales. Existía también un aparato ideológico estatal político (los Estados Generales, el Parlamento, las diferentes facciones y Ligas políticas, antecesoras de los partidos políticos modernos, y todo el sistema político de las comunidades libres, más tarde el de las ciudades). Encontramos también el potente aparato ideológico de Estado "presindical", si se nos permite esta expresión forzosamente anacrónica (las poderosas cofradías de comerciantes y de banqueros, así como las sociedades gremiales de artesanos). También conocieron un innegable desarrollo en esta época la edición y la información, así como los espectáculos, primero partes integrantes de la Iglesia, aunque posteriormente fueran independizándose de forma paulatina.

En el período histórico precapitalista que estamos examinando a grandes rasgos es absolutamente evidente que existía un aparato ideológico de Estado dominante, Ia iglesia, que concentraba, no sólo las funciones religiosas, sino también las escolares y buena parte de las de información y de "cultura". No debe adjudicarse al azar el hecho de que, desde las primeras sacudidas de la Reforma, toda la lucha ideológica desplegada entre los siglos XVI y XVII se concentrara como lucha antirreligiosa, sino que es consecuencia lógica de Ia posición dominante que ocupaba por entonces el aparato ideológico de Estado religioso.

La Revolución Francesa tuvo como objetivo y resultado primordiales, no sólo traspasar el poder de Estado de la aristocracia feudal a la burguesía capitalista-mercantil, romper en parte el antiguo aparato represivo de Estado y reemplazarlo por uno nuevo (por ejemplo, el ejército nacional popular), sino también arremeter contra el aparato ideológico de Estado número uno: la Iglesia. 


Son en efecto los AIE los que aseguran en buena parte la propia reproducción de las relaciones de producción bajo el “escudo" del aparato represivo de Estado. Y es en este terreno donde la ideología dominante, la de la clase dominante que detenta el poder de Estado, desempeña una función omnipresente; es a través de la ideología dominante que se garantiza la "armonía" (a veces disonante) entre el aparato represivo de Estado y los aparatos ideológicos de Estado, así como entre los diferentes tipos de éstos.

De ahí que nos veamos obligados a plantear la siguiente hipótesis, precisamente en función de la diversidad de los aparatos ideológicos de Estado que apuntan a una única función, común a todos ellos, la de la reproducción de las relaciones de producción.

En páginas anteriores hemos censado un número relativamente elevado de aparatos ideológicos de Estado presentes en las sociedades capitalistas contemporáneas: el aparato escolar, el aparato religioso, el aparato familiar, el aparato político, el aparato sindical, el aparato de la información, el aparato “cultural", etc.

Ahora bien, en las formaciones sociales regidas por el modo de producción "servil" (comúnmente denominado feudal) constatamos que, si bien existe un único aparato represivo de Estado muy semejante desde el punto de vista formal al que nosotros conocemos en la actualidad, y ello no sólo a partir de la monarquía absoluta sino también desde los primeros estados antiguos conocidos, el número de aparatos ideológicos de Estado es mucho menos elevado y su individualidad es muy distinta a la actual. Por ejemplo, constatamos que durante la Edad Media, la Iglesia (aparato ideológico de Estado religioso) acumulaba una serie de funciones que hoy en día han pasado a manos de varios aparatos ideológicos de Estado distintos y nuevos con respecto al pasado que estamos evocando, como sucede con el caso de las funciones escolares y culturales. Al lado de la Iglesia existía el AIE familiar que desempeñaba un papel de primer orden, sin comparación posible con el que juega en las formaciones sociales capitalistas. A pesar de las apariencias, la Iglesia y la familia no eran los únicos aparatos ideológicos de Estado medievales. Existía también un aparato ideológico estatal político (los Estados Generales, el Parlamento, las diferentes facciones y Ligas políticas, antecesoras de los partidos políticos modernos, y todo el sistema político de las comunidades libres, más tarde el de las ciudades). Encontramos también el potente aparato ideológico de Estado "presindical", si se nos permite esta expresión forzosamente anacrónica (las poderosas cofradías de comerciantes y de banqueros, así como las sociedades gremiales de artesanos). También conocieron un innegable desarrollo en esta época la edición y la información, así como los espectáculos, primero partes integrantes de la Iglesia, aunque posteriormente fueran independizándose de forma paulatina.

En el período histórico precapitalista que estamos examinando a grandes rasgos es absolutamente evidente que existía un aparato ideológico de Estado dominante, Ia iglesia, que concentraba, no sólo las funciones religiosas, sino también las escolares y buena parte de las de información y de "cultura". No debe adjudicarse al azar el hecho de que, desde las primeras sacudidas de la Reforma, toda la lucha ideológica desplegada entre los siglos XVI y XVII se concentrara como lucha antirreligiosa, sino que es consecuencia lógica de Ia posición dominante que ocupaba por entonces el aparato ideológico de Estado religioso.

La Revolución Francesa tuvo como objetivo y resultado primordiales, no sólo traspasar el poder de Estado de la aristocracia feudal a la burguesía capitalista-mercantil, romper en parte el antiguo aparato represivo de Estado y reemplazarlo por uno nuevo (por ejemplo, el ejército nacional popular), sino también arremeter contra el aparato ideológico de Estado número uno: la Iglesia. De ahí la relegación de los clérigos al estado civil, la confiscación de los bienes de la Iglesia y la creación de nuevos aparatos ideológicos de Estado con qué reempIazar el AIE religioso en su papel dominante.

Naturalmente, los hechos no se desarrollaron sin conflicto, y buena prueba de ello la tenemos en el Concordato, la Restauración y la larga lucha de clases entre la aristocracia terrateniente y la burguesía industrial durante todo el siglo XIX que concluyó con el establecimiento de la hegemonía de esta última en una serie de funciones antes desempeñadas por la Iglesia, en particular las escolares. Puede afirmarse que la burguesía se apoyó sobre el nuevo aparato ideológico de Estado político, democrático-parlamentario, instaurado durante los primeros años de la Revolución y restaurado posteriormente, después de largas y violentas luchas, algunos meses en 1848 y durante algunas decenas de años que siguieron a la caída del Segundo Imperio, para dirigir la lucha contra la Iglesia y apropiarse de algunas de sus funciones ideológicas, en definitiva para asegurarse no sólo la hegemonía política, sino también la ideológica, indispensable para la reproducción de las relaciones de producción capitalistas.

Todos estos hechos nos hacen creer autorizados para avanzar la siguiente tesis, aun teniendo en cuenta todos los riesgos que comporta. Creemos que el aparato ideológico de Estado que ha conseguido una posición dominante en las formaciones capitalistas desarrolladas, como consecuencia de una violenta lucha de clases política e ideológica contra el antiguo aparato ideológico de Estado dominante, es el aparato ideológico escolar.

Esta tesis puede parecer paradójica a la mayoría si se tiene en cuenta que de acuerdo con la representación ideológica que la burguesía pretende ofrecer a sí misma y a las clases que explota el aparato ideológico dominante en las formaciones sociales capitalistas no es el escolar sino el político, es decir, el régimen de democracia parlamentaria basado en el sufragio universal y en las luchas entre partidos.

No obstante, la historia, incluso la más reciente, nos muestra que la burguesía ha podido y puede adaptarse perfectamente a los diferentes aparatos ideológicos de Estado políticos de la democracia parlamentaria: el Primer y Segundo Imperios, la monarquía constitucional (Luis XVlll, Carlos X), la monarquía parlamentaria (Luis Felipe), la democracia presidencialista (De Gaulle), y ello para limitar a Francia nuestros ejemplos. En Inglaterra se hace aún más ostensible este estado de cosas. La revolución en Inglaterra se vio particularmente "coronada por el éxito” desde el punto de vista burgués, pues, a diferencia del caso francés, donde la burguesía, empujada además por la necedad de la pequeña nobleza, tuvo que aceptar que se la llevara al poder gracias a unas "jornadas revolucionarias", campesinas y plebeyas, hecho que pagaría muy caro; allí pudo "establecer componendas" con la aristocracia y “compartir" con ella la detentación del poder de Estado y el uso del aparato de Estado durante largo tiempo (¡paz entre todos los hombres de buena voluntad de las clases dominantes¡). En Alemania, la situación es si cabe todavía más patente: la burguesía imperialista hizo su estruendosa entrada en la historia, antes de "atravesar" la república de Weimar y encomendarse al nazismo, bajo un aparato ideológico estatal político amparado por los Junkers imperiales (símbolo: Bismark), su ejército y su policía.

Así pues, creemos tener muy sólidas razones para pensar que tras la fachada de su aparato ideológico estatal político, situado en primer plano, lo que la burguesía ha erigido como aparato ideológico de Estado dominante es el aparato escolar, que, de hecho, ha sustituido a su preeminente predecesor, la Iglesia. Incluso puede añadirse que la pareja escuela-familia ha sustituido a la pareja iglesia-familia.

¿Por qué el AIE escolar es, de hecho, el aparato dominante en las formaciones sociales capitalistas y cómo funciona?

Por el momento bastará indicar que:

  1. todos los aparatos ideológicos de Estado, sean cuales sean, confluyen en la obtención de un mismo resultado: la reproducción de las relaciones de producción, es decir, las relaciones de explotación capitalistas;

  1. cada uno de ellos concurre a este resultado único en la forma que le es propia. El aparato político sometiendo a los individuos a la ideología política de Estado, ideología "democrática", de forma "directa" (plebiscitaria, o fascista) o "indirecta" (parlamentaria). El aparato de información inculcando a todos los "ciudadanos" por medio de la prensa, la radio o la televisión dosis continuadas de nacionalismo, chauvinismo, liberalismo, moralidad, etc., y lo mismo sucede con el aparato cultural (el papel chauvinista del deporte está a la orden del día), etc. El aparato religioso recordando en los sermones y demás ceremonias solemnes (nacimiento, matrimonio, muerte) que el hombre no es más que un puñado de cenizas a menos que llegue a amar a sus semejantes hasta el punto de saber presentar la otra mejilla a quien le golpee la primera. Respecto al aparato familiar... no es necesario insistir más en este punto;

  1. todo este armónico concierto está dominado por una única división, la de la ideología de la clase actualmente dominante, que integra en su partitura los grandes temas del humanismo de nuestros grandes antepasados, que con anterioridad al cristianismo dieron vida, primero, al milagro griego, y después, a la grandeza romana, la ciudad eterna y los temas relativos al interés, particular y general, etc., división alterada de tanto en cuanto por una serie de contradicciones (ocasionadas por los restos de las antiguas clases dominantes o por los proletarios y sus instituciones). Nacionalismo, moralismo y economicismo;

  1. a pesar de todo, en este concierto hay un aparato ideológico de Estado que desempeña un papel dominante a lo largo y a lo ancho de la sociedad, aunque no suele prestarse demasiada atención a su música de tan suave como es. Nos referimos al AIE escolar.

La escuela acoge a los niños de todas las clases sociales desde su más tierna infancia, y ya a partir de la guardería y el parvulario, sea con métodos antiguos o nuevos, les inculca durante años, precisamente durante los años en que el niño es más "vulnerable", acorralado entre el aparato de Estado familiar y el aparato de Estado escolar, diversas "habilidades" rebozadas con ideología dominante (lengua, cálculo, historia natural, ciencias, literatura) o simplemente ideología dominante en estado puro (moral, instrucción cívica, filosofía). Más o menos después de ocho años de estudios, una enorme masa de muchachos ingresa "en la producción"; son los obreros y los campesinos pobres. Otra parte de la juventud continúa escolarizada; dale que dale, sigue un poco más, pero pronto se acaba su camino y pasa a engrosar las filas de los cuadros pequeños y medios, los empleados, los funcionarios pequeños y medios, pequeños burgueses de todo tipo. Una tercera y última fracción llega a la cumbre, bien para caer en un semi-paro profesional, bien para convertirse, además de en "intelectuales del trabajador colectivo", en agentes de la explotación (capitalistas, empresarios) agentes de la represión (militares, policías, políticos, administradores, etc.) y profesionales de la ideología (sacerdotes de todo tipo, de los que la mayoría son "laicos" convictos).

Cada grupo que cae a lo largo del camino está bien provisto en la práctica de la ideología adecuada al papel que debe desempeñar en la sociedad de clases; papel de explotado (con "conciencia profesional", "moral", "cívica", "nacional" y apolítica, esta última altamente "desarrollada"); papel de agente de la explotación (saber dirigir y hablar a los obreros, las "relaciones humanas"), de agentes de la represión (saber mandar y hacerse obedecer “sin rechistar” o saber manejar la democracia de la retórica de los dirigentes políticos) o de, profesionales de la ideología (saber tratar las conciencias con respeto, es decir, con menosprecio, con chantaje, con la oportuna demagogia, aquella que mejor se ajusta a los acentos de la Moral, la Virtud, la "Trascendencia", la Nación, el rol del propio país dentro del mundo, etc.).

Por supuesto buen número de estas virtudes, o mejor sus facetas contrastadas (modestia, resignación, sumisión, cinismo, menosprecio, arrogancia, seguridad, grandeza, habilidad, dominio sobre las bellas palabras), también se aprenden en las familias, en la iglesia, en el ejército, en los buenos libros, en las películas e incluso en los estadios. Pero ningún otro aparato ideológico de Estado dispone durante tantos años, y durante tanto tiempo (5 o 6 días a la semana a razón de 8 horas por día), de la audiencia obligatoria (y, aunque es lo que menos importa aquí, gratuita...) de la totalidad de los jóvenes de la formación social capitalista.

Ya se ha indicado que las relaciones de producción de una formación social capitalista, es decir, las relaciones de los explotadores con los explotados y las de éstos con aquellos, se reproducen en buena parte mediante al aprendizaje de ciertas habilidades encubiertas en la inculcación masiva de la ideología de la clase dominante. Los mecanismos que producen este resultado vital para el régimen capitalista se hallan, naturalmente, recubiertos y disfrazados por una ideología de la Escuela imperante nivel universal, puesto que es una de las formas esenciales de la ideología burguesa dominante, ideología que presenta la Escuela como un medio neutro, desprovisto de carga ideológica (ya que es... laica) como un donde maestros respetuosos de la "conciencia" y de la "libertad" de los muchachos que les encomiendan (con toda confianza) sus "padres" (asimismo libres, es decir propietarios de sus hijos) les guían hacia la consecución de la libertad, la moralidad y la responsabilidad de adultos a través de su propio ejemplo, conocimientos y virtudes "salvadores".

Pido perdón a aquellos maestros que, en condiciones terriblemente adversas, intentan volver contra la ideología, contra el sistema y la rutina del sistema en que se hallan presos, las escasas armas que pueden hallar en la historia y en el saber que "enseñan". Son una raza de héroes. Pero son pocos frente a todos cuantos (la mayoría) no tienen ni la menor sospecha sobre el "trabajo" que les obliga a llevar a cabo el sistema (que les sobrepasa y aplasta), y que, peor aún, ponen todo su esfuerzo:La escuela acoge a los niños de todas las clases sociales desde su más tierna infancia, y ya a partir de la guardería y el parvulario, sea con métodos antiguos o nuevos, les inculca durante años, precisamente durante los años en que el niño es más "vulnerable", acorralado entre el aparato de Estado familiar y el aparato de Estado escolar, diversas "habilidades" rebozadas con ideología dominante (lengua, cálculo, historia natural, ciencias, literatura) o simplemente ideología dominante en estado puro (moral, instrucción cívica, filosofía). Más o menos después de ocho años de corazón e ingenio en realizarlo sin la más mínima conciencia de su cometido (¡los famosos nuevos métodos!). Dudan tan poco que contribuyen con su propio esfuerzo a conservar y alimentar esta representación ideológica de la escuela, que se presenta como algo tan "natural", indispensablemente útil, e incluso beneficiosa para nuestros contemporáneos, como “natural", indispensable y generosa fuera la Iglesia para nuestros antepasados de hace algunos siglos.

De hecho, en la actualidad la Escuela ha sustituido a la Iglesia en su función de aparato ideológico de Estado dominante. La escuela se presenta aparejada con la familia, del mismo modo que antes lo estuviera la Iglesia. Por tanto, podemos afirmar que la crisis, de una profundidad sin precedentes, que hace tambalear a lo largo y ancho del mundo el sistema escolar de tantos estados muy a menudo asociada a una crisis (ya anunciada en el Manifiesto) que sacude el sistema familiar, toma un sesgo político; y ello porque la escuela (y la pareja escuela-familia) constituye el aparato ideológico de Estado dominante, aparato que juega un papel fundamental en la reproducción de las relaciones de producción de un modo de producción amenazado en su existencia misma por la lucha de clases mundial..


Por supuesto buen número de estas virtudes, o mejor sus facetas contrastadas (modestia, resignación, sumisión, cinismo, menosprecio, arrogancia, seguridad, grandeza, habilidad, dominio sobre las bellas palabras), también se aprenden en las familias, en la iglesia, en el ejército, en los buenos libros, en las películas e incluso en los estadios. Pero ningún otro aparato ideológico de Estado dispone durante tantos años, y durante tanto tiempo (5 o 6 días a la semana a razón de 8 horas por día), de la audiencia obligatoria (y, aunque es lo que menos importa aquí, gratuita...) de la totalidad de los jóvenes de la formación social capitalista.

Ya se ha indicado que las relaciones de producción de una formación social capitalista, es decir, las relaciones de los explotadores con los explotados y las de éstos con aquellos, se reproducen en buena parte mediante al aprendizaje de ciertas habilidades encubiertas en la inculcación masiva de la ideología de la clase dominante. Los mecanismos que producen este resultado vital para el régimen capitalista se hallan, naturalmente, recubiertos y disfrazados por una ideología de la Escuela imperante nivel universal, puesto que es una de las formas esenciales de la ideología burguesa dominante, ideología que presenta la Escuela como un medio neutro, desprovisto de carga ideológica (ya que es... laica) como un donde maestros respetuosos de la "conciencia" y de la "libertad" de los muchachos que les encomiendan (con toda confianza) sus "padres" (asimismo libres, es decir propietarios de sus hijos) les guían hacia la consecución de la libertad, la moralidad y la responsabilidad de adultos a través de su propio ejemplo, conocimientos y virtudes "salvadores".

Pido perdón a aquellos maestros que, en condiciones terriblemente adversas, intentan volver contra la ideología, contra el sistema y la rutina del sistema en que se hallan presos, las escasas armas que pueden hallar en la historia y en el saber que "enseñan". Son una raza de héroes. Pero son pocos frente a todos cuantos (la mayoría) no tienen ni la menor sospecha sobre el "trabajo" que les obliga a llevar a cabo el sistema (que les sobrepasa y aplasta), y que, peor aún, ponen todo su corazón e ingenio en realizarlo sin la más mínima conciencia de su cometido (¡los famosos nuevos métodos!). Dudan tan poco que contribuyen con su propio esfuerzo a conservar y alimentar esta representación ideológica de la escuela, que se presenta como algo tan "natural", indispensablemente útil, e incluso beneficiosa para nuestros contemporáneos, como “natural", indispensable y generosa fuera la Iglesia para nuestros antepasados de hace algunos siglos.

De hecho, en la actualidad la Escuela ha sustituido a la Iglesia en su función de aparato ideológico de Estado dominante. La escuela se presenta aparejada con la familia, del mismo modo que antes lo estuviera la Iglesia. Por tanto, podemos afirmar que la crisis, de una profundidad sin precedentes, que hace tambalear a lo largo y ancho del mundo el sistema escolar de tantos estados muy a menudo asociada a una crisis (ya anunciada en el Manifiesto) que sacude el sistema familiar, toma un sesgo político; y ello porque la escuela (y la pareja escuela-familia) constituye el aparato ideológico de Estado dominante, aparato que juega un papel fundamental en la reproducción de las relaciones de producción de un modo de producción amenazado en su existencia misma por la lucha de clases mundial.

CID/SOCIOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN/SEECH (2012)
TEMARIO DE EXAMEN PARA BECA 





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